¿Qué causa la envidia en las personas?

Comprueba lo envidiado que eres

Estaba leyendo en la web algo para salvarme de la envidia de una madre recién fallecida que me masacró toda la vida…. Estoy con psiquiatra y psicoanalista…. Sin embargo, toda su mala leche hacia mí creo que era realmente envidia… ¡Te leo gracias por tus ideas y palabras! Gabriella

Una fuente de inspiración diaria. ¡Tus artículos son para mí como barandillas que impiden que me salga del camino, me dan la fuerza para mantenerme centrada en los objetivos, y actuar día a día por ellos!

La envidia es un sentimiento humano todos lo sentimos y todos lo sentiremos, no hay nada de que avergonzarse y nada que ocultar pero como también tenemos un cerebro y un corazón depende de nosotros como cambiarlo como transformarlo creo que si conoces el mal tienes que usarlo para el bien para ayudar a los que no pueden salvarse del mal que llevan dentro que aquí en cuestión es la envidia, si todos o la mayoría de nosotros hiciéramos eso todos viviríamos mucho mejor las mujeres podrían incluso empezar a dar a luz sin dolor ahhh lo siento chicos pero lo tenía en mí y sólo tenía que decirlo ahhh

Mirada de envidia

Los que se pasan horas y horas navegando por Internet para redescubrir las fechorías y desgracias de los demás me parecen personas envidiosas que, incapaces de comprometerse con una tarea existencial propia, se limitan a inmiscuirse, como voyeurs del Gran Hermano, en los problemas de los demás para engañarse a sí mismos pensando que tienen poder sobre ellos.

  ¿Cómo se llaman las personas que ocultan sus sentimientos?

Es posible que la persona en cuestión, la envidiosa, tenga una adicción hacia la sensación de placer, por ejemplo, comer un pastel o ver un espectáculo de entretenimiento que le cause placer.

Importantes autores se han ocupado de conceptualizar la envidia; desde Freud, que pone en escena al envidioso por excelencia, Edipo, y habla de la “envidia del pene” por parte de las mujeres, hasta Melanie Klein, que vincula el sentimiento de envidia a la pulsión de muerte, a una fuerza destructiva innata.

La envidia surgiría de la relación entre el niño recién nacido y su madre, al contacto con el pecho de la madre, dispensadora de alimento y placer; en esta situación el niño sentiría tanto gratificación como envidia.

Cómo defenderse de la envidia de los familiares

Esta tendencia, que suele darse en personas que suelen experimentar la envidia de forma frecuente e intensa, lleva a pensar en la propia vida como una competición, definida únicamente por conceptos como competencia, jerarquía y éxito. Esto les hace vulnerables a la insatisfacción y al miedo a perder su estatus, y también les impide disfrutar de los éxitos que han conseguido y que han requerido un enorme desembolso emocional.

Leahy, R. L. (2015). Terapia de esquemas emocionales. Nueva York: The Guilford Press. (Trad. It.: Terapia de esquemas emocionales. Creencias emocionales y estrategias de regulación emocional en la terapia metacognitiva. Florencia: Eclipsi, 2016).

La envidia en la familia

El acto de ver genera conocimiento. Desde tiempos inmemoriales, en todas las lenguas antiguas he visto significa “yo sé”. Observo, escudriño, exploro, miro de cerca y, como resultado de ello, adquiero conciencia y, de nuevo, aprendo, comprendo, sé.

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Para Durante Alighieri, conocido como Dante, los envidiosos se sitúan en el segundo cuadro del Purgatorio: condenados interinos, no vitalicios como los encerrados en los círculos del Infierno, purgantes destinados a una condena de duración determinada, con fecha de caducidad.

En un Purgatorio ilustrado con tonos góticos, los envidiosos están sentados de espaldas a la roca grisácea de la montaña: de nuevo la importancia del color, de nuevo los tonos, de nuevo la luz irrumpiendo en las narraciones.

Este amargo resentimiento lleva a los envidiosos a encontrarse ineludiblemente solos, mónadas desesperadas con los ojos oscuros bien abiertos sobre el prójimo y sin que ninguna mirada benévola de los demás descanse amorosamente sobre sus rostros.

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