¿Cómo cambiar tu vida en 30 días?

Cambiar de vida a los 50 años sin dinero

Precisamente por eso, según Fogg, el establecimiento de un nuevo hábito no depende del número de días o de cuántos hábitos se intente cambiar, sino de las razones que se hayan identificado para hacerlo.

Al introducir estos pequeños cambios en su jornada laboral, en poco tiempo se dará cuenta de que ha conseguido su principal objetivo de cambio -optimizar su horario de oficina- con sólo introducir unas pequeñas variaciones en sus hábitos diarios.

Si, por ejemplo, tienes la costumbre de cerrar siempre los cajones de los archivos cada vez que recoges el expediente de un nuevo cliente, podrías utilizar este viejo hábito como ancla para recordarte que debes poner en práctica un nuevo hábito.

Estos gestos funcionan como una palmadita en la espalda y son realmente muy importantes porque sirven tanto para celebrar los pequeños logros como para recordarte los pasos que aún debes dar para completar el cambio.

Así que si no alcanzas tu objetivo de inmediato, no te rindas: los errores cometidos pueden ayudarte a mejorar tus estrategias. Repasa el camino que te ha llevado hasta donde estás: si crees que eres incapaz de cambiar, los pequeños hábitos que has cambiado te harán pensar lo contrario.

Cómo cambiar tu vida a los 30 años

Por eso, no ser capaz de cumplir tus promesas o de alcanzar ciertos objetivos te lleva a perder tu autoestima y a convencerte de que tal vez eres así, presa de tus rutinas, incapaz de superar tus límites.                    Así que vuelves al sofá, vuelves a abrir Netflix y empiezas la serie del momento.

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El tiempo nos permite metabolizar que no podemos aprender un nuevo idioma o un instrumento musical en un solo día (a menos que seas Eddie Morra en la película Limtless), ni podemos participar como principiantes en una maratón de 100 km.

Para que quede más claro: si durante ese periodo habías planeado correr 7 kilómetros al día pero luego, por la razón que sea, te ves impedido de entrenar… vuelve a empezar desde tus 7 km, no intentes pasar directamente al siguiente escalón de 10, para intentar inútilmente recuperar el tiempo perdido.

Encontrar la fuerza para cambiar tu vida

Pero, ¿cómo se cambia la vida? Depende mucho de ti, de lo que realmente quieras, de lo que busques. Muchos han hecho las maletas y han buscado el cambio en el extranjero. Así lo demuestran las historias de los italianos de todo el mundo que contamos cada día en nuestra revista.

Tómate un momento del día que sea exclusivamente tuyo. Tal vez para dar un paseo, leer un libro, practicar mindfulness, ir al gimnasio o simplemente quedarse en el sofá.

Vivir el día con prisa no ayuda a estar en contacto con tus emociones. Por eso, es fundamental dedicarse un poco de espacio a uno mismo cada día, para mimarse y prestarse la debida atención.

Independientemente de las dudas o el miedo, el ser humano necesita un cambio para ser feliz. Intenta hacer algo que nunca hayas hecho todos los días. No tengas miedo de probar cosas nuevas y alejarte de tu zona de confort. Si quieres algo que nunca has tenido, tienes que hacer algo que nunca has hecho.

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Además, a los 30, 40, 50 o 60 años uno debería haberse ganado el derecho a tomar decisiones independientes, de lo contrario estaríamos ante una falta de emancipación de la familia propia o adquirida, que sería mejor corregir.

Los hábitos que adoptamos a lo largo de nuestra existencia determinan en gran medida lo que nos ocurre en los años que pasan, tanto en términos de salud, riesgo de enfermedad y desarrollo de problemas, como a nivel psicoemocional.

Ahora algunos “trucos del oficio” que me ayudaron mucho cuando quise perseguir ciertas metas y cambiar realmente mi vida (mudarme al extranjero, tener una familia, cambiar de horizonte profesional).

4) Trabaja en ello durante al menos dos meses, sin interrupciones, sin distracciones, no dejes que las circunstancias te frenen. Repite el proceso. Como resultado, puedes obtener una nueva y mejor versión de ti con 3-4 nuevos hábitos que pueden dar un giro a tu vida, en el plazo de un año. Un cambio que nunca lograrás repitiéndote vagamente ‘quiero cambiar mi vida, nada me conviene’.

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