¿Cómo reconocer las emociones negativas?

Cómo afrontar las emociones negativas

El mundo de las emociones a menudo parece algo desconocido, más bien aterrador, del que preferimos mantenernos alejados. La mayoría de las personas experimentan las emociones como una pesadilla o no las experimentan en absoluto: en otras palabras, o bien nos abruman pasivamente o las reprimimos para no sentirlas.

Sin el miedo, que nos hace estar atentos, alerta, no sobreviviríamos a los peligros. Sin la ira, que nos permite alcanzar nuestros objetivos, no habríamos podido luchar por nuestra protección.

Lista de emociones positivas

Las emociones forman parte de nuestra persona y de nuestra experiencia desde que nacemos y todo lo que hacemos implica una implicación emocional que como una onda se propaga en nuestro cuerpo (SENTIMIENTO), en nuestro cerebro (PENSAMIENTO) y en nuestras acciones (COMPORTAMIENTO) influyendo en la forma de vivir nuestro presente y en la forma de relacionarnos con una persona.

Son como una brújula que nos indica de qué debemos alejarnos y hacia qué debemos dirigirnos. También son un excelente combustible para emprender las acciones necesarias para satisfacer nuestras necesidades. Por supuesto, para utilizarlos como aliados y no como enemigos, tenemos que dedicar un tiempo a conocerlos y a conocernos a nosotros mismos. Creo que un pequeño curso de alfabetización emocional podría ser un buen comienzo para empezar a desenredar el mundo emocional .

Cómo lidiar con las emociones negativas

Cualquiera que haya visto la conocida película de animación Inside Out ha encontrado en ella una representación excepcionalmente atractiva y científicamente correcta de lo que puede significar lidiar con las emociones negativas y desarrollar la inteligencia emocional.

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Desarrollar la competencia emocional significa ser capaz de sacar provecho de la paleta de emociones, ser capaz de captar las diferentes tensiones afectivas de la experiencia sin dejarse abrumar por un solo estado emocional en su forma absoluta y omnipresente.

¿Cómo los discriminamos y etiquetamos como tales? Se podría responder que, en el fondo, se trata de una cuestión bastante sencilla: podríamos considerar como “negativos” todos aquellos estados afectivos que nos hacen sentir un malestar, un cierto grado de angustia o que, de alguna manera, nos ponen en la condición de experimentar algo que no nos gusta.

Se nos ocurren algunos ejemplos: la tristeza proverbial mencionada anteriormente, variaciones sobre el mismo tema como el desánimo, la sensación de abandono o soledad, el sentimiento de inutilidad o impotencia; o la ira, la ansiedad, la angustia, la lista podría ser interminable.

¿Cómo reconocer las emociones negativas? del momento

Son frecuentes los casos en los que, para gestionar las emociones de angustia que provocan el estrés, se recurre al uso excesivo o inmoderado de la comida o, en otros casos, al consumo de nicotina, alcohol u otras sustancias.

‘No llores’, ‘no te enfades’… son frases que, si se pronuncian en un tono excesivamente autoritario y nada empático, pueden comunicar una tendencia explícita a considerar esas emociones que generan sufrimiento como algo casi antinatural.

“Es correcto rebelarse contra una determinada cultura que dicta que las emociones deben estar siempre controladas: que no hay que llorar ni reír demasiado ni estar excesivamente triste”. Paolo Crepet

Las técnicas de relajación y visualización estimulan las sensaciones corporales de placer, centran el pensamiento en imágenes interiores positivas y generan así no sólo emociones sino también sustancias de bienestar.  Estos opioides internos tendrían el mismo efecto que las drogas, pero son completamente naturales y producidos por nuestro organismo cuando experimentamos placer.

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