¿Cómo actúa una persona con sentimiento de culpa?

Psicología de la culpa

En concreto, el sentimiento de culpa se deriva del juicio negativo de un acto concreto (omitido o realizado) dirigido a otra persona, generando en el sujeto emociones de remordimiento y arrepentimiento en referencia a la conducta anterior, dando lugar a un estado de tensión.

Ambas variables, clásicamente consideradas como disposiciones individuales sobre una base personológica, han mostrado una correlación con los síntomas obsesivo-compulsivos (Steketee et al., 1991; D’Olimpio et al., 2013; Perdighe et al., 2015; Melli et al., 2016).

A pesar de que en muchos casos coexisten las dos condiciones anteriores (piénsese en el clásico sentimiento de culpa por “traición”), existe abundante evidencia empírica de la separación de los dos sentimientos de culpa descritos anteriormente, también sobre una base neuroanatómica y funcional (Basile y colaboradores, 2011).

En concreto, la culpa deontológica parece activar la ínsula y el córtex cingulado anterior, áreas también conectadas con las emociones de asco y autorreproche; por otro lado, la culpa altruista se asocia con una activación de áreas prefrontales también implicadas en la empatía y la comprensión de la mente de los demás.

Culpa destructiva

En concreto, el sentimiento de culpa deriva del juicio negativo de un acto concreto (omitido o realizado) dirigido a otra persona, generando en el sujeto emociones de remordimiento y arrepentimiento con referencia al comportamiento anterior, lo que provoca un estado de tensión.

Ambas variables, clásicamente consideradas como disposiciones individuales sobre una base personológica, han mostrado una correlación con los síntomas obsesivo-compulsivos (Steketee et al., 1991; D’Olimpio et al., 2013; Perdighe et al., 2015; Melli et al., 2016).

A pesar de que en muchos casos coexisten las dos condiciones anteriores (piénsese en el clásico sentimiento de culpa por “traición”), existe abundante evidencia empírica de la separación de los dos sentimientos de culpa descritos anteriormente, también sobre una base neuroanatómica y funcional (Basile y colaboradores, 2011).

En concreto, la culpa deontológica parece activar la ínsula y el córtex cingulado anterior, áreas también conectadas con las emociones de asco y autorreproche; por otro lado, la culpa altruista se asocia con una activación de áreas prefrontales también implicadas en la empatía y la comprensión de la mente de los demás.

Persona que siempre se siente culpable adjetivo

¿Cuántas veces nos hemos sentido utilizados, mandados como si fuéramos marionetas en manos de otros, desviados de nuestras creencias y posiciones, persuadidos de algo que no era? Pues bien, la manipulación actúa precisamente de esta manera taimada e invisible, con el único propósito de demoler por completo la psique de los demás, las certezas de los otros, de boicotear las iniciativas de los demás, de exaltar las propias acusando a los demás de cosas que no son ciertas sólo para infundirles el germen de la duda.

La víctima aparece en la mayoría de los casos como una persona muy emocional y sensible, fácilmente influenciable e impresionable, carente de autoestima y a menudo incapaz de tomar decisiones sin el apoyo de alguien.

Según algunas teorías, parece ser una respuesta a un trauma real: esto incluye el abuso de cualquier tipo, no sólo físico sino también verbal, un duelo, el fin de una relación.

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Síntomas físicos de culpabilidad

Experimentado habitualmente por personas sensibles y responsables (entenderás por qué he añadido “habitualmente” en un momento), resulta ser un mecanismo de la conciencia que, además de señalizar el malestar, nos reprocha cuando hacemos algo que rompe nuestro código moral.

Pensemos en el caso de que nos sintamos culpables por hacer llorar a nuestra madre. En este caso, como nos sentimos culpables, tenderemos a minimizar otros acontecimientos que podrían haber desencadenado su reacción. Esto se debe a que nos pondremos en el centro del evento al considerarnos los únicos responsables.

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