¿Por qué tengo tanto miedo al rechazo?

Miedo al abandono

No es de extrañar, pues, que el miedo a ser juzgado negativamente sea uno de los temores más experimentados por los seres humanos. En un entorno hostil, como los bosques en los que vivían nuestros antepasados, un juicio negativo podría significar la exclusión del grupo y exponer a la persona al peligro.

Estas personas reaccionan de forma impulsiva y emocionalmente intensa ante situaciones en las que anticipan o experimentan el rechazo.    De Panfilis et al. (2016), señalaron que quienes padecen este trastorno tienden a sentirse más excluidos de los grupos. Perciben menos pertenencia incluso ante las expresiones explícitas de aprecio e inclusión.

Sentirse rechazado por su pareja

Rechazar significa despreciar, rechazar, oponerse. Es una actitud que podríamos traducir como “no querer” algo o alguien. A menudo se refiere a los aspectos materiales de nuestra vida, pero también, y sobre todo, a las esferas sociales: en las relaciones amorosas, parentales o de amistad.

Pero, ¿a qué se refiere exactamente el concepto de “miedo al rechazo”? Se considera una verdadera fobia, paralizante y tenaz, por la evitación que suele conllevar: la evitación significa simplemente el acto de evitar todas aquellas situaciones que puedan conducir a la situación temida, en este caso el rechazo.

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Ser rechazado en el amor

En otros casos, las experiencias tempranas de juicio y rechazo se remontan a la época escolar. Las críticas duras o la humillación por parte de los profesores, o el acoso o la exclusión por parte del grupo de compañeros son posibles desencadenantes de la fobia social.

Estas y otras posibles distorsiones cognitivas deben identificarse y cuestionarse porque, al igual que las expectativas irracionales, son ansiógenas, depresivas y tienden a convertirse en “profecías autocumplidas”.

Cómo superar la herida del rechazo

Superar el rechazo requiere paciencia; hay que dejar que las heridas sanen. En la vida podemos ser rechazados de muchas maneras diferentes. A veces se trata de un simple trabajo, en el que quizá elijan a otra persona en lugar de a nosotros, otras veces somos rechazados por un grupo de amigos o por una sola persona.

Todo este dolor proviene del hecho de que tendemos a vivir un rechazo como algo muy personal, estrechamente relacionado con nuestra esencia y valor como persona, mientras que ignoramos el hecho de que muy a menudo un rechazo no depende de nosotros sino de la otra persona.