¿Cómo dejar de encerrarse en uno mismo?

Los hombres se encerraron en sí mismos

Si estás fatigado por el sufrimiento emocional, sea cual sea tu herida del pasado, sea cual sea la carga que arrastra tu alma, en estas páginas encontrarás el camino sencillo e inmediato para liberarte de las emociones tóxicas y los pensamientos negativos que te impiden ser feliz.

En esta guía he seleccionado 3 estrategias eficaces que, en mi profesión (soy psicólogo y psicoterapeuta), me han permitido ayudar a cientos de personas a superar rápidamente un sufrimiento que se consideraba inabarcable, a recuperar la alegría de vivir y un bienestar inesperado.

Se lo digo porque conozco bien estas zonas. Lamentablemente, estos enfoques corren el riesgo de alejar a las personas de la búsqueda de ayuda profesional y de alargar estas molestias durante mucho tiempo, a menudo incluso durante toda la vida.

En el curso de mi formación personal y profesional, intenté encontrar una solución y desarrollar un método que pudiera conciliar lo positivo de dos grandes esferas demasiado alejadas pero cuya eficacia reconocía:

Test de trastorno de la personalidad por evitación

La aceptación, por ardua que sea, parece desempeñar un papel decisivo en la gestión y resolución de diversas situaciones de sufrimiento psicológico, de las que a continuación se ofrecen algunos ejemplos.

La última fase trae consigo el producto del trabajo emocional y cognitivo que sólo ha sido posible al pasar por las fases anteriores. De hecho, experimentar y aceptar el sufrimiento presente en cada fase se convierte en la preparación para la aceptación de la pérdida. La aceptación de la muerte de un ser querido permite al individuo desprenderse de las limitaciones derivadas de la negación y dar sentido y significado, tanto al dolor experimentado como al propio duelo. Este proceso infunde una cálida sensación de alivio y liberación.

Cerrarse a sí mismo en inglés

Me alegra mucho hablar de la despedida del amor, un proceso doloroso que debe gestionarse a tiempo y tomarse muy en serio. En 2007 escribí un libro sobre este tema (Le forme dell’addio, Castelvecchi) y en el blog que mantengo para Io Donna -el periódico femenino online del Corriere della Sera- hablo a menudo del dolor del abandono.  Pretendo hablar de los que abandonan y se van y de los que “se quedan en el puesto” sintiéndose desesperados; hablo del dolor y del sufrimiento, de la inevitabilidad de salir herido y lastimado en las relaciones amorosas.

¿Son todas las historias de abandono iguales? No es lo mismo si nos vamos o nos dejan, si el adiós es pactado o sucede de repente como un rayo de la nada; es diferente si fue anunciado, si nos engañan, o nos dejan lentamente en una relación cada vez más deteriorada; si la pareja está muerta o es más feliz en otro lugar. Es diferente si estamos convencidos de la elección, aunque con dolor; si hemos sido humillados o forzados a dejar al otro, que ha tomado más y más de la relación y la ha usado como un “vomitorio” de sus propias insatisfacciones.

Almeja en inglés

El hombre moderno se enfrenta a diferentes tipos de miedos. Estos van desde los suscitados por amenazas externas o peligros físicos concretos hasta los miedos que surgen del interior. Esos demonios personales que nos paralizan, que nos quitan el aire y que sin duda tienen varias causas.

Sus mecanismos de defensa para lograr estos objetivos están ahora perfeccionados: ha iniciado una compleja disociación entre pensamientos y emociones hasta el punto de “intelectualizar” todo. De este modo, protege su aislamiento emocional en todo momento. Hace razonamientos como: “Soy feliz solo, creo que el amor es una pérdida de tiempo y se interpone en mi futuro profesional”.

Estas son las premisas para que se desarrolle el síndrome de desconexión interior. Sin embargo, y aquí viene lo interesante, además de poner una barrera para evitar participar activamente en la vida, corremos el riesgo de hundirnos en el mismo vacío emocional del que queremos protegernos.

Cerrar las puertas a las pasiones suele implicar la aplicación de este patrón de comportamiento a todos los ámbitos de la vida, porque la persona que lo experimenta deja de registrar todas las emociones en su interior.