¿Qué parte del cerebro se activa con el miedo?

Miedo al miedo

Tiene complejas interacciones nerviosas y bioquímicas con la corteza cerebral, y actualmente se considera el elemento encefálico que preside la memoria, las emociones, la atención y el aprendizaje. Al estimular eléctricamente determinadas zonas del sistema límbico (amígdala, septum pellucidum, hipocampo), se observaron reacciones de miedo, ira, ansiedad, excitación, interés sexual, pensamiento profundo y relajación.

(Ou et al., 2010). La alteración de la activación del receptor TrkB mediante la expresión lentiviral de una forma dominantemente negativa de TrkB en la amígdala basolateral alteró tanto la adquisición del miedo (Rattiner et al., 2004) como la consolidación

Jang y sus colegas (2010) seleccionaron un gran número de compuestos que activan el receptor TrkB in vitro y descubrieron que una serie de derivados de la flavona, en particular la 7,8-dihidroxflavona (7,8-DHF), lo activaban significativamente. Tras su

El núcleo medial recibe aferentes sensoriales, incluyendo información olfativa y de feromonas, y las transmite al cerebro anterior basal y al hipotálamo. Durante una situación de peligro, el núcleo basolateral recibe información de todas las vías sensoriales, incluidas las fibras nerviosas que proceden directamente del bulbo olfativo, de las áreas corticales unimodales visuales, auditivas y somatosensoriales, y de las áreas asociativas polimodales como la corteza temporal, frontal, cingular e insular y la formación del hipocampo, y luego la transmite al núcleo estriado de los ganglios basales y al tálamo. Después de ser procesada en el núcleo lateral, la información sensorial se transmite a través de vías y conexiones internas al núcleo basal, donde se complementa con otras entradas y se transmite al núcleo central, que actúa como el

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Psicología del miedo

A nivel anatómico científico, también se define como un conjunto de estructuras interconectadas de materia gris que forman parte del sistema límbico, situadas por encima del tronco cerebral, en la región rostromedial del lóbulo temporal, por debajo de la circunvolución uncinada (uncus) y anterior a la formación del hipocampo.

La amígdala envía impulsos al hipotálamo para activar el sistema nervioso simpático, al núcleo reticular talámico para aumentar los reflejos, a los núcleos del nervio trigémino, al nervio facial, al área tegmental ventral, al Locus ceruleus y a los núcleos tegmentales laterodorsales.

Cuando evalúa un estímulo como peligroso, por ejemplo, la amígdala se dispara como una especie de gatillo neural y reacciona enviando señales de emergencia a todas las partes principales del cerebro; estimula la liberación de hormonas que desencadenan la reacción de ataque o huida (adrenalina, dopamina, noradrenalina), moviliza los centros de movimiento, activa el sistema cardiovascular, los músculos y los intestinos.

El miedo es un sentimiento

El equipo israelí construyó un paradigma experimental en el que los participantes debían elegir entre acercarse o alejarse de un objeto, colocado en un carro en movimiento, mientras se observaba su cerebro con imágenes de resonancia magnética (fMRI). El objeto puede ser un tranquilizador oso de peluche o un ejemplar de serpiente de maíz (Elaphe guttata), un animal elegido para representar una fobia muy extendida en la población.

Cada vez que los sujetos elegían cómo mover el objeto, se registraba el miedo somático (involuntario, a través de la conducción cutánea) y el miedo subjetivo (que implica la conciencia a través de la asociación del umbral de miedo experimentado con una escala de valores). Se emplearon hábiles manipuladores de serpientes como paradigma de control.

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Tipos de temores

Las emociones definidas como primarias o universales son aquellas que todos los individuos sienten y pueden reconocerse incluso por la expresión del rostro de la otra persona, independientemente de su cultura. Estas emociones son: alegría, miedo, tristeza, ira, asco y sorpresa.

Yerkes y Dodson, en 1908, demostraron con sus estudios cómo una modesta activación adrenérgica (es decir, el aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el estado de alerta y todos los cambios corporales que nos permiten “luchar o huir”) mejora el rendimiento.

A través de la primera vía (“vía baja”) los estímulos externos recibidos a través de los órganos de los sentidos (ojos, oídos, etc.) envían información mediante impulsos eléctricos a la amígdala, pasando por los tálamos. Desde aquí, se envían nuevos impulsos eléctricos o “órdenes” desde la amígdala al corazón, los pulmones, los músculos, etc., para que el organismo esté listo, preparado para la acción y para expresar la emoción. Esta vía implica un procesamiento muy rápido, esencial para las respuestas de ataque y huida, pero poco preciso.

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