¿Qué dijo Aristóteles sobre el sentido de la vida?
Virtù aristotele
Giangiuseppe Pili – Doctor en filosofía y ciencias de la mente (2017). Ha sido profesor asistente en estudios de inteligencia y es el fundador de la Scuola Filosofica (Escuela Filosófica) y el cofundador de la asociación filosófica Azione Filosofica (Acción Filosófica). Es el editor jefe de la serie colectiva de libros basados en el blog (Le Due Torri – Editorial). Es un autor prolífico a nivel nacional e internacional. Es un apasionado jugador de ajedrez y (¡en su día!) realizador de películas.
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Virtudes éticas y dianoéticas
Del eudemonismo debe distinguirse el hedonismo que propone como fin de la acción humana la “consecución del placer inmediato”[2] entendido como disfrute (como pensaba la escuela cirenaica de Aristipo[3]) o como ausencia de dolor (según la concepción epicúrea)[4].
Entre los antiguos griegos y latinos, la palabra, en el uso común, podía entenderse en el sentido de que se consideraba “feliz” a quien afortunadamente poseía una riqueza de bienes materiales (olbios en griego, felix en latín) o a quien podía disfrutar de un estado de ánimo, todo interior y espiritual, que hacía sereno a quien lo experimentaba (eudaimonia en griego, beatitudo en latín[7]).
Anaxágoras, a un hombre que le preguntó quién era feliz, le contestó, queriendo ensalzar el ideal de una vida frugal: “Ninguno de los que tú consideras felices, sino que lo encontrarás en ese número que tú consideras entre los infelices.”[8]
Este cambio de perspectiva se produjo cuando Panezio se dio cuenta de que el ideal estoico de la sabiduría podía parecer vacío y abstracto, corriendo el riesgo de socavar toda la doctrina de la ética. Diógenes Laercio informa de ello:
Eudaimonia Aristóteles
En resumen, entre los pensadores antiguos -señala Aristóteles- algunos entendían el alma como corpórea (Demócrito), otros en cambio como incorpórea (Platón y Senócrates), otros mezclaban los dos componentes; algunos, pues, la concebían como única, otros en cambio como compuesta de muchas partes.
En primer lugar, para poder moverse, el alma debe tener espacio y no puede ser inmaterial. Además, el alma estaría sometida a movimientos violentos (por ejemplo, una piedra lanzada hacia arriba vuelve a su lugar natural, ¿y qué sería eso para el alma?) Además, si el alma se moviera por sí misma, podría abandonar el cuerpo y entrar en otro. O los muertos podrían volver a la vida porque el alma podría volver al cuerpo que dejó.
Aristóteles la felicidad es la virtud
Todo el conocimiento se subdivide claramente en ciencias teóricas, prácticas y poiéticas, como mostramos en el siguiente diagrama. Los primeros tienen como objetivo “conocer por conocer” (theorein, ver, contemplar), los segundos actuar (prassein), los terceros “hacer” (poiein).
La materia y la forma son principios intrínsecos a la cosa, hasta el punto de que no pueden separarse. La causa eficiente y la causa final son, en cambio, extrínsecas a la cosa causada, la primera la precede y la segunda la sigue.
No llega a valorar ni la sensación (que tiene que ver con el insignificante ser accidental) ni la inteligencia, que está decapitada de su vértice, la búsqueda inagotable del Sentido infinito de todo;
La contemplación, tal y como él la entiende, sigue corriendo el peligro de ser una diversión, una droga intelectual (además, sólo para los ricos afortunados), que no resuelve ni aborda el drama que constituye la muerte;