¿Cómo vivir sin miedo a todo?

Miedo a morir

2 Controla la tensión como si estuvieras haciendo ejercicio. La ansiedad se expresa, en primer lugar, en el cuerpo. Con sudoración, enrojecimiento de la cara y el cuello, boca seca, suavidad en las piernas, sofocos.

Imagina que vas caminando por la calle y te flanquea un individuo sospechoso que, desde atrás, te susurra al oído: “Sigue caminando y no te des la vuelta”. Mantén la calma, o te dispararé’. ¿Ese desconocido tiene realmente un arma? ¿Y te mataría si te viera inquieto? No lo sabes, pero si lo das por hecho, corres el peligro de que cunda el pánico, de que se dé cuenta y te dispare.

Si ha tenido ataques de pánico en lugares públicos, es posible que haya dejado de ir a bares, restaurantes, clubes y conciertos. Sentirse excluido, solo, amurallado tras unas rejas invisibles de las que no ves salida, mientras tus amigos socializan con molesta naturalidad.

Cómo superar el miedo a la muerte

La cultura occidental, al influir en los grupos sociales y en las familias, repercute en la educación de los niños que, a su vez, adquieren inconscientemente los patrones de vida actuales y los transmiten a las generaciones futuras.

En el plano sentimental, pueden buscar coqueteos pasajeros sin llegar a comprometerse realmente o tener una relación amorosa superficial. O puede que no quieran cuestionarse en absoluto en una relación.

El juicio de los demás – Los que tienen miedo a vivir, temen el juicio de los demás y adoptan un comportamiento conformista; por otro lado, los que tienen miedo a morir observan a los demás, se sienten frustrados por una valoración incompleta de sí mismos, es decir, no se sienten plenamente comprendidos por los demás.

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Superar esos bloqueos emocionales significa “mirarse en el espejo”, inmóvil, observarse en el “aquí y ahora”. Observar el rostro, las expresiones, los ojos… y el alma que hay detrás.

Cuando creas que no puedes hacerlo, recuerda que

La respuesta al miedo comienza en una región del cerebro llamada amígdala. A partir de aquí, cuando nos enfrentamos a un estímulo amenazante, se inicia una compleja reacción en cadena: se liberan las hormonas del estrés y se activa el sistema nervioso simpático, que participa en las funciones denominadas “ataque o huida”.

Cuando hablamos de miedo, hay diferentes tipos de reacción que se expresan en otras tantas estrategias de comportamiento. Luchar y huir son los dos opuestos que ejemplifican la elección entre evitar y afrontar los problemas.

Además, la fobia se mantiene en el tiempo mediante el proceso mental y conductual denominado “evitación”. Con este término nos referimos a la conducta voluntaria de la persona dirigida a evitar enfrentarse a la situación u objeto que provoca la fobia.

Especialmente cuando una persona comienza a sufrir ataques de pánico, y empieza a experimentar un profundo miedo a las sensaciones y emociones relacionadas, también comienza a experimentar un profundo miedo a volver a sentir las mismas sensaciones y emociones.

Porque tengo miedo de todo

De hecho, el miedo desencadena una reacción fisiológica en nuestro cuerpo que, en caso de peligro, nos predispone a atacar o escapar. Esta descarga de adrenalina nos permite reaccionar rápidamente para defendernos o huir ante una amenaza.

En algunos casos, el pánico aparece de repente. Nuestro mundo interior está tratando de enviarnos un mensaje. Tal vez nos esté indicando que actuemos sobre un cambio que estamos posponiendo, que escuchemos una necesidad no expresada o que cumplamos un deseo reprimido.

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Si quieres conocer un sencillo ejercicio para desactivar las reacciones impulsivas sin esfuerzo, lo he compartido gratuitamente en esta miniguía. Pero no te pierdas el ejercicio guiado para gestionar el miedo que te voy a enseñar.

No olvides que en la guía que he puesto a tu disposición de forma gratuita encontrarás otras 3 estrategias de eficacia inmediata para gestionar tus emociones, incluida la clave para desactivar las reacciones impulsivas sin esfuerzo.

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