¿Por qué no puedo expresarme bien?

Cómo hablar bien un idioma más. Secretos INCREÍBLES

Pensemos, por ejemplo, en la pareja cuyo comportamiento nos perjudica, o en el amigo que, sin querer, hace un comentario desagradable sobre uno de nuestros puntos débiles, o en el colega que adopta una actitud injusta en nuestro perjuicio.

Por el contrario, el Mensaje Tú (“Es tu culpa”; “Eres un egoísta”; “No me escuchas”; “Nunca cambiarás”…) lleva inevitablemente a ofender, menospreciar o enfadar a los demás, con la consecuencia de cerrar la comunicación y fomentar actitudes defensivas.

-A veces no me siento escuchado* cuando hablo contigo (descripción del comportamiento) y esto me da pena (efecto concreto/expresión de la emoción) porque me gustaría tener una confrontación contigo sobre esto (consecuencias).

-Cuando estamos en una reunión a veces me interrumpes (descripción) y esto me pone nervioso* (sensación) porque pierdo el hilo del discurso sobre aspectos importantes relativos a nuestro trabajo (consecuencias).

Aprender a expresarse mejor

– En relación con la escuela: ¿has tenido experiencias positivas y constructivas y relaciones de estima y respeto con los profesores de todos los niveles de la escuela? ¿O, por el contrario, experimentaste una comunicación destructiva y mensajes de desagrado, vergüenza y juicio?

– En relación con la educación familiar: ¿en la familia se valoraba la comunicación, se tenía en cuenta tu opinión y se escuchaban y aceptaban tus ideas, aunque fueran diferentes, o se conservaba poco espacio para la comunicación y las relaciones entre todos los miembros de la familia y se juzgaban tus ideas de forma negativa y destructiva?

– En relación con los amigos y otras figuras significativas: con el grupo de iguales en la adolescencia, ¿se aceptaba y se reconocía como valiosa tu opinión, o la dinámica era de desvalorización y juicio?

Como bien has conectado, lo que describes con respecto a los profesores que tuviste y luego al comportamiento de tu madre con respecto a las calificaciones que llevabas a casa, puede que de alguna manera haya impactado en tu autoestima y confianza y que aún te impida expresarte con libertad y serenidad, exasperando tu vergüenza, por ejemplo.

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– En relación con la escuela: ¿has tenido experiencias positivas y constructivas y relaciones de estima y respeto con los profesores de todos los niveles de la escuela? ¿O, por el contrario, experimentaste comunicaciones y mensajes destructivos de desagrado, vergüenza y juicio?

– En relación con la educación familiar: ¿en la familia se valoraba la comunicación, se tenía en cuenta tu opinión y se escuchaban y aceptaban tus ideas, aunque fueran diferentes, o se conservaba poco espacio para la comunicación y las relaciones entre todos los miembros de la familia y se juzgaban tus ideas de forma negativa y destructiva?

– En relación con los amigos y otras figuras significativas: con el grupo de iguales en la adolescencia, ¿se aceptaba y se reconocía como valiosa tu opinión, o la dinámica era de desvalorización y juicio?

Como bien has conectado, lo que describes con respecto a los profesores que tuviste y luego al comportamiento de tu madre con respecto a las notas que llevabas a casa, puede que de alguna manera haya impactado en tu autoestima y confianza y que aún te impida expresarte con libertad y serenidad, exasperando tu vergüenza, por ejemplo.

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Sigo en terapia, sí, pero desgraciadamente las cosas no se mueven; durante las sesiones a menudo, si no siempre, no puedo sacar esa parte de mí ni describirla con precisión. A menudo me cuesta hablar, tengo que encontrar el tono de voz adecuado, y a menudo sólo al final de la sesión sale un pequeño fragmento de mí, tal como soy, al menos en parte.

A menudo tengo la clara impresión de que “pienso” lo que piensan mis interlocutores, sobre todo si son mujeres, hasta el punto de que actúo en consecuencia con ese pensamiento. Hago algo y escucho el pensamiento de tal o cual persona diciendo esto o aquello sobre mí. No son necesariamente críticos. Pero eso me impide estar ahí y hacer lo que hago al cien por cien,

A menudo me río o bromeo pero por dentro me muero, porque no estoy ahí, presente. Probablemente la gente me considere una persona bastante normal, pero créanme que a menudo no veo la hora de escapar, sea cual sea la situación, por el caos que hay en mi cabeza. Realmente necesito separarme y aislarme para volver a mis pensamientos.