¿Qué es amar demasiado?

Dar demasiado es un error

En la persona que la padece, la dependencia emocional conduce a una aparente sensación de bienestar y gratificación, pero, al mismo tiempo, aumenta la fuerte necesidad de vinculación con la pareja de la que depende y en la que invierte toda su energía.

La dependencia afectiva lleva al enfermo a apaciguar el miedo a la soledad y al rechazo idealizando una serie de fantasías románticas. En la relación de pareja, pues, el vínculo de apego que se establece alivia el miedo -consciente o inconsciente- a ser abandonado, haciendo creer a la persona afectivamente dependiente que podrá resolver sus propias carencias de autoestima.

En la actualidad, la dependencia afectiva aún no figura entre los trastornos psicológicos oficialmente reconocidos y descritos en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM), debido a la insuficiencia de datos experimentales.

Sin embargo, los “entendidos” coinciden en definir esta afección como un problema psicológico de comportamiento específico y la clasifican entre las “Nuevas Adicciones”, entre las que también se encuentran la adicción a Internet, la ludopatía y las compras compulsivas.

Cuando amar demasiado duele

Amar incondicionalmente significa sentir un amor desinteresado y profundo. No significa no sentir interés por la otra persona, sino un sentimiento que no exige nada a cambio. Incluso cuando esta relación se rompe o la otra persona se va, este tipo de amor sigue existiendo.

¿Cómo podemos dar a los demás algo que no sabemos que existe y que ni siquiera podemos darnos a nosotros mismos? Como en tantos otros tipos de sentimientos y comportamientos psicológicos, para cambiar el exterior, primero hay que empezar por el interior, por el nosotros.

Del mismo modo, se han realizado pruebas con algunas personas, trabajando en torno al concepto de amor incondicional, para entender cómo funciona el cerebro cuando se experimenta dicho sentimiento. En concreto, se realizó un estudio con algunas personas que trabajaban en el ámbito social, mostrándoles fotos de las personas a las que habían atendido.

Amar hasta que duela

Cuando estar enamorado significa sufrir todo el tiempo, estamos amando demasiado, cuando justificamos todo el mal humor, el mal carácter, la indiferencia, las traiciones de nuestra pareja estamos amando demasiado, cuando nos ofende su comportamiento pero pensamos que es culpa nuestra, estamos amando demasiado.

Para la psicología de las parejas amar demasiado no significa amar a muchos hombres o enamorarse con demasiada frecuencia, o amar a alguien de forma muy intensa o profunda, sino que significa un apego obsesivo a un hombre y la pretensión de llamar a esta obsesión amor, que acaba dominando los sentimientos y las acciones y, aunque se reconoce que está afectando negativamente a la salud y al equilibrio, no se puede deshacer de ella.

Según la psicología de la pareja, proyectamos en el hombre nuestra propia necesidad de ser amada y rescatada. Las mujeres que aman demasiado se sienten atraídas por hombres que les hacen revivir el tormento que sufrieron con sus padres, cuando intentaban ser lo suficientemente buenas, lo suficientemente adorables, lo suficientemente rescatadoras, lo suficientemente brillantes para ganar el amor.

Estar demasiado presente en el amor

Todos tenemos puntos fuertes y débiles, y muchas veces nos han dicho que somos susceptibles, demasiado impulsivos o siempre malhumorados. Para poder valorarnos, necesitamos conocernos a nosotros mismos, abriendo nuestro corazón a nuestras limitaciones, aunque en un esfuerzo incesante por mejorar.

A partir de la teoría psicoevolutiva de Bowlby, parece que del tipo de apego desarrollado surge la forma de relacionarnos con los demás. Pero, ¿qué ocurre cuando el deseo de apego no se cumple?

Mientras que el primero tiende a construir un yo grandioso porque es incapaz de conectar con el otro, el dependiente tiende a “devorar” al otro en una relación de fusión, lo que a menudo quita el aire a la pareja y genera ansiedades y malentendidos.