¿Por qué el ser humano es espiritual?

Significado de persona espiritual

Nuestra concepción del hombre y del mundo va en este sentido. Al hombre racional de Descartes, que vive en dos dimensiones, la física y la psíquica, hemos añadido un tercer elemento, la indispensable esfera espiritual. Para nosotros, el ser humano tiene tres dimensiones. Un ser completo: cuerpo (cerebro), mente y alma. Un ser único y trino: físico, psíquico y espiritual.

Son temas que vuelven “con fuerza a la escena” -como coincide el médico y científico Veronesi- a pesar de un proceso de secularización y en presencia de un mundo caracterizado por el malestar generalizado, la angustia existencial, la incertidumbre y la inseguridad.

Etimología de la espiritualidad

Se piensa que el ser humano ocupa una parte muy pequeña en el universo, pero existe una especie de parentesco entre el ser humano, considerado un microcosmos, y el macrocosmos universal.

Para Platón, la naturaleza humana está perpetuamente suspendida entre el ser y el no ser. El hombre experimenta dramáticamente esta condición como individuo atrapado en la existencia, entre la llamada del mundo hiperhumano, eterno, inmutable e incorruptible, del que siente una reminiscencia innata, y su parte terrenal sujeta a la contingencia, al devenir y a la muerte.

En la época helenística volvieron a ponerse en boga las doctrinas neoplatónicas, gnósticas y astrológicas, según las cuales la naturaleza humana, de origen cósmico y divino, no sólo contiene en sí misma los cuatro elementos del universo (fuego, tierra, aire, agua), sino que los resume como una especie de zodíaco en miniatura (tetramórfico):[17] basándose en el principio hermético de la analogía, en el homo signorum cada parte anatómica corresponde a un signo preciso del zodíaco. [18] Cada elemento está también en relación con uno de los cuatro temperamentos que diferencian los distintos tipos de seres humanos en colérico, flemático, sanguíneo y melancólico, según la doctrina humoral practicada en el ámbito médico por Hipócrates y posteriormente por Galeno[19].

Términos espirituales

Estos psicólogos dicen estar explícitamente interesados en estudiar sólo el comportamiento de las personas, convencidos de que el resto es ajeno a la verdadera investigación científica y, por tanto, al conocimiento digno de ese nombre. Por ello, esta rama de la psicología ha tomado el nombre de conductismo, porque tiene el objetivo declarado de comprender y ayudar a modificar la dimensión del comportamiento humano para mejor.

Albert Ellis, por ejemplo, hablaba de los “hechos de la psique” (en particular, su teoría hacía hincapié en la influencia de las creencias cognitivas irracionales en la experiencia emocional de las personas) e ignoraba intencionadamente los “hechos del espíritu”, declarándose siempre un ateo convencido y radical.

En cambio, durante los seminarios residenciales, y con personas seleccionadas que tienen un trabajo psicológico sobre sí mismas a sus espaldas, es posible que desee utilizar técnicas menos convencionales, como la meditación y la respiración, que considero herramientas muy poderosas, pero que no son adecuadas para todo el mundo.

Significado del camino espiritual

Quiero que la gente esté satisfecha y realizada, y este viaje hacia la satisfacción y la realización, hacia la iluminación, debe empezar por el cuerpo. No se puede partir de otra cosa. Sólo se puede empezar desde el principio. No puedes ignorar las raíces y seguir apreciando sólo las flores: si no cuidas tus raíces, tus flores morirán y tendrás que sustituirlas por flores de plástico. ¿Crees que hay algún conflicto entre las raíces y los brotes? Todos viven de la misma savia: hay que empezar por las raíces, porque las flores sólo vendrán al final.

En cambio, en lo que respecta al ser humano hemos rozado la locura: nunca nos hemos preocupado de las raíces y sólo hemos hablado de la flor. Le decimos a la gente que no sea violenta, que sea compasiva, que sea cariñosa, tanto que incluso podemos amar a nuestros enemigos, tanto que incluso podemos amar a nuestros vecinos. Siempre hablamos de las flores, pero nadie tiene en cuenta las raíces.