¿Cuáles son las conclusiones del experimento de Milgram?

Experimento de Stanford

Zamperini concluye: “Cuando tenemos que enfrentarnos cognitivamente a dilemas morales, creemos tranquilamente que podemos resolverlos guiándonos únicamente por los principios éticos de la conciencia; por el contrario, los experimentos sobre la obediencia nos enseñan que en situaciones sociales concretas pueden operar coacciones y restricciones que consiguen atropellar nuestro sentido moral.”

Tras conocer la verdadera naturaleza del experimento, la mayoría de los sujetos experimentales afirmaron que nunca se habrían comportado de esa manera. De hecho, los resultados demuestran lo contrario.

Experimento de Miller

En la fase inicial de la prueba, el experimentador, junto con un cómplice, asignaba los papeles de “alumno” y “profesor” mediante un sorteo amañado: el sujeto desprevenido salía siempre como profesor y el cómplice como alumno. Los dos sujetos fueron conducidos a las habitaciones preparadas para el experimento. El profesor (sujeto desprevenido) se colocó frente al panel de control de un generador de corriente eléctrica, compuesto por 30 interruptores de palanca colocados en una fila horizontal, bajo cada uno de los cuales se indicaba la tensión, desde los 15 V del primero hasta los 450 V del último. Bajo cada grupo de 4 interruptores aparecían las siguientes inscripciones: (1-4) choque ligero, (5-8) choque medio, (9-12) choque fuerte, (13-16) choque muy fuerte, (17-20) choque intenso, (21-24) choque muy intenso, (25-28) precaución: choque muy peligroso, (29-30) XXX.

Los numerosos estudios que han utilizado posteriormente el paradigma de Milgram (como los de David Rosenhan), han confirmado todos los resultados obtenidos por el académico, que también han sido ampliamente discutidos en el contexto de esa conspicua vertiente de estudios interesados en reconstruir los factores que hicieron posible el exterminio por parte de los nazis.

Experimento Millikan

ResultadosEn la primera serie de experimentos de Milgram, el 65% (26 de 40) de los participantes en el experimento administraron la descarga final masiva de 450 voltios del experimento [1] y todos administraron descargas de al menos 300 voltios. Los sujetos se sentían incómodos al hacerlo y mostraban diversos grados de tensión y estrés. Estos signos incluían sudoración, temblores, tartamudeo, morderse los labios, gemir y hundir las uñas en la piel, y algunos incluso tenían ataques de risa nerviosa o convulsiones. [1] 14 de los 40 sujetos mostraron signos definitivos de risa o sonrisa nerviosa. Cada participante detuvo el experimento al menos una vez para cuestionarlo. La mayoría continuó después de que el experimentador se lo asegurara. Algunos dijeron que devolverían el dinero que se había pagado por la participación.

Thomas Blass, de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore, realizó un meta-análisis sobre los resultados de las repeticiones de este experimento. Descubrió que, si bien el porcentaje de participantes dispuestos a infligir una tensión mortal oscilaba entre el 28% y el 91%, no había una tendencia significativa a lo largo del tiempo y el porcentaje medio de los estudios estadounidenses (61%) se aproximaba al de los estudios no estadounidenses (66%). [2] [12]

Experimento de Milgram y Zimbardo

Sólo el 1% de los sujetos del experimento de Milgram parece haber tenido propensión al sadismo o, al menos, a un comportamiento desviado: los que administraron descargas eléctricas de 450 voltios de forma espontánea, sin orden.

Otros estudios, en particular los realizados sobre los torturadores griegos que practicaron la tortura a civiles entre 1967 y 1974, muestran que los verdaderos sádicos son pocos: al mismo nivel porcentual que los reprimidos en el experimento de Milgram: sólo el 1,5% de los reclutas fueron considerados “aptos” para convertirse en torturadores.