¿Cuál es la vibración del universo?
Vibración del ADN
Por lo tanto, está claro por qué la música a 432 Hz, a diferencia de la música a 440 Hz, es coherente con las vibraciones del universo y por qué resuena con nuestros cuerpos, aportando beneficios psicofísicos.
Contenidos
Pruebe a escuchar una pieza de Mozart, Verdi o Bach y sentirá inmediatamente un efecto tranquilizador y apaciguador. Esto se debe a que las ondas sonoras modifican características corporales como la respiración, los latidos del corazón, la sudoración, las ondas cerebrales y la respuesta neuroendocrina, estimulando el equilibrio y la relajación de la mente y el cuerpo.
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Frecuencia del universo
Información, energía, materia, vibración, campo electromagnético: la física y la medicina cuántica abren nuevas perspectivas cognitivas sobre el vínculo entre el corazón, las emociones y la salud humana – Extracto de Ciencia y Conocimiento nº 51
La medicina tradicional, basada en la bioquímica y la evidencia, interviene en el nivel manifiesto de la materia, aportando sustancias para eliminar la anomalía en la estructura molecular del organismo.
Las pruebas científicas actuales han demostrado que el campo electromagnético desempeña un papel esencial para garantizar la cohesión de los elementos líquidos y sólidos, lo que permite a la materia viva dialogar con el nivel químico, para que el tráfico molecular esté bien ordenado.
Todas las células de nuestro organismo, a través del ADN que funciona como transmisor-receptor de ondas, emiten y pueden recibir señales de frecuencia. Están en comunicación interespacial continua e instantánea entre sí e intercambian mensajes electromagnéticos con efectos biológicos precisos.
Artistas que tocan a 432 hz
Los estudios de laboratorio han demostrado que las ondas sonoras son capaces de modificar la presión arterial, la respiración, los latidos del corazón, la resistencia eléctrica de la piel, la sudoración, la respuesta neuroendocrina, la concentración y las ondas cerebrales.
Cuando pueda, tómese un tiempo para observar un arco iris que atraviesa el cielo; sepa que si observa el rojo, significa que está “escuchando” un sol de cuarenta y dos octavas sobre el la medio en su piano. En efecto, el rojo del arco iris vibra a 428.570.000.000 de oscilaciones, vibraciones sólo audibles en la canción cuántica: el mundo subatómico.
En el “tono científico” actual no se contemplan las proporciones áureas: en el sistema templado se olvida que las relaciones entre las notas deberían seguir las mismas proporciones matemáticas que rigen la reproducción de muchas especies, la filotaxis y nuestro sistema solar (o, si se prefiere, el sistema sol-la-re).
Es precisamente por este conjunto de razones por lo que queremos proponer un cambio de la afinación estándar (de A a 440 Hz a A a432 Hz) junto con la sustitución de la escala par, presentando -por primera vez- la Escala de Oro, que se basa en la matemática del 8 (la matemática de la vida).
Las vibraciones del universo
Todo cuerpo “vibra” y emite su propia frecuencia, que se mide en hercios. Una frecuencia de 1 Hertz (Hz) significa que la vibración se repite una vez por segundo. La propia Tierra emite una vibración electromagnética conocida como resonancia Schumann, un gigantesco fenómeno planetario de resonancia magnética, llamado así por el físico Winfried Otto Schumann, que lo predijo matemáticamente en 1952.
En cuanto Schumann publicó los resultados de sus investigaciones, hubo quienes, como el médico Dr. Ankermueller (colega del médico alemán Hans Berger, inventor del electroencefalograma), relacionaron inmediatamente la resonancia de Schumann con el ritmo alfa del cerebro (unos 8 Hz).
Los investigadores descubrieron posteriormente que esas ondas Schumann de 7,83 Hz resuenan en la misma frecuencia que el hipocampo de nuestro cerebro. El hipocampo forma parte del sistema límbico, relacionado con la supervivencia y la memoria.
La NASA utiliza instrumentos que son una especie de imitación artificial de las ondas Schumann para defender la salud de los astronautas en el espacio, donde las frecuencias Schumann se desvanecen o entran en grave conflicto con las ondas electromagnéticas enviadas por el sol y el cosmos. Lo mismo ocurrió con los cosmonautas rusos, cuando los científicos espaciales se dieron cuenta de que la interferencia de las ondas Schumann tenía una influencia perjudicial para la salud y el bienestar.
