¿Cuál es el objetivo del ser humano según Aristóteles?

La política de Aristóteles

Del eudemonismo debe distinguirse el hedonismo que propone como fin de la acción humana la “consecución del placer inmediato”[2] entendido como disfrute (como pensaba la escuela cirenaica de Aristipo[3]) o como ausencia de dolor (según la concepción epicúrea)[4].

Entre los antiguos griegos y latinos, la palabra, en el uso común, podía entenderse en el sentido de que se consideraba “feliz” a quien afortunadamente poseía una riqueza de bienes materiales (olbios en griego, felix en latín) o a quien podía disfrutar de un estado de ánimo, todo interior y espiritual, que hacía sereno a quien lo experimentaba (eudaimonia en griego, beatitudo en latín[7]).

Anaxágoras, a un hombre que le preguntó quién era feliz, le contestó, queriendo ensalzar el ideal de una vida frugal: “Ninguno de los que tú consideras felices, sino que lo encontrarás en ese número que consideras entre los infelices.”[8]

Este cambio de perspectiva se produjo cuando Panezio se dio cuenta de que el ideal estoico de la sabiduría podía parecer vacío y abstracto, corriendo el riesgo de socavar toda la doctrina de la ética. Diógenes Laercio informa de ello:

El pensamiento de Aristóteles sobre el hombre

Sobre la escuela tenemos una información vaga; sin embargo, sabemos con certeza que los alumnos eran llamados a dirigir la escuela ellos mismos durante diez días: Aristóteles tenía mucho interés en instruir a sus alumnos en esta función. Además, las comidas se hacían en común según una costumbre pitagórica, y cada mes se organizaba un simposio filosófico con juicio (iudicio) guiado por la sabiduría del maestro. Las clases se impartían por las mañanas; por las tardes y noches, en cambio, Aristóteles daba conferencias abiertas al público en la escuela; los temas eran de interés público, así la política y la retórica, por ejemplo, pero no temas abstractos como la metafísica y la lógica.

  ¿Cómo ser un afiliado?

Como señala Pierre Pellegrin, no tenemos constancia de las publicaciones de Aristóteles. No conocemos de ninguna manera su edición original, su ubicación, su datación, sólo podemos conjeturar de manera absolutamente incierta algunas suposiciones. Estas dudas surgen de la historia de la biblioteca de Aristóteles estudiada por el filólogo belga Paul Moraux[22].

Poder y acto Aristóteles

El niño se convierte en hombre, el cachorro en animal, la piedra arrojada vuelve a caer a la tierra, etc.: todos los procesos de transformación, en definitiva, no se producen de forma aleatoria y desordenada, sino de forma ordenada y racional.

Lo que queda por precisar es la relación que existe entre la causa final y la causa formal, por un lado, y la causa material (también llamada sustrato) y la causa eficiente, por otro, es decir, entre el acto (las dos primeras causas) y la potencia (las dos últimas).

Tanto Platón como Aristóteles se ocuparon en primer lugar de los universales, es decir, de aquellas ideas o formas que parecen constituir el marco estable del mundo sensible, el fundamento inalterable de su constante devenir y de sus múltiples y variadas manifestaciones.

3) Por último, están la Poética, la Retórica y las Refutaciones Sofísticas (es decir, el arte de desenmascarar los razonamientos falsos, propio de los sofistas y de quienes engañan a su público con sus discursos -este último tema, además, también forma parte de la lógica, como disciplina que se ocupa de los razonamientos correctos o incorrectos).

Ciudad de Aristóteles

Así, los derechos humanos han sido reconocidos en pactos internacionales (por ejemplo, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de Derechos Sociales, Económicos y Culturales) y en convenios internacionales (por ejemplo, el Convenio Europeo de Derechos Humanos), y se han incorporado a todas las Constituciones de los Estados contemporáneos.

  ¿Cuáles son los tipos de legado?

1) Según el llamado sentido estático, la naturaleza ontológica de una cosa se deriva de su forma (y en este sentido la dimensión biológica asume un peso importante en la definición de la esencia humana);

Mientras que la indagación de los filósofos presocráticos se centraba en la naturaleza y se refería a las formas impersonales del pensamiento (el intelecto de Anaxágoras, el número de Pitágoras, el ser de Parménides), con Sócrates el pensamiento se detiene por primera vez en la autoconciencia, es decir, en la reflexión del alma humana sobre sí misma,[5] entendida como el yo individual.

El análisis de los propios procesos mentales lleva primero a la observación de los objetos fuera de uno mismo; posteriormente se avanza hacia la conciencia de los pensamientos y, finalmente, se llega a la conciencia del yo pensante.

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