¿Cómo hacer para que me dejen de pasar cosas malas?

Pensamientos traviesos involuntarios

Mis áreas de intervención se refieren principalmente a diversos trastornos de ansiedad (ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos, fobia social…), trastornos del estado de ánimo y problemas de relación.

Las preocupaciones forman parte de la vida de muchas personas. En los casos menos graves, son mecanismos psicológicos que resultan funcionales, ya que nos ayudan a afrontar mejor las situaciones y a planificar para evitar problemas en el futuro.

Para demostrarte lo inútil que es intentar reprimir un pensamiento desagradable, haz este experimento. Al final de esta frase, cierra los ojos y, por un minuto, piensa en cualquier cosa menos en un oso blanco.

Mis áreas de intervención se refieren principalmente a diversos trastornos de ansiedad (ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos, fobia social…), trastornos del estado de ánimo y problemas de relación.

Cómo eliminar los pensamientos negativos que atormentan

Los rasgos esenciales del trastorno son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes que crean alarma o miedo y obligan a la persona a realizar conductas o acciones mentales repetitivas.

Las obsesiones se diferencian de las preocupaciones en que estas últimas se refieren a acontecimientos negativos, relacionados con cuestiones de la vida cotidiana, que puede temer que ocurran. Por ejemplo, puede estar preocupado por suspender un examen, por su situación económica, por su salud o por sus relaciones interpersonales. A diferencia de las obsesiones, las preocupaciones no parecen excesivas y sin base racional, sino que se refieren a riesgos reales, que todo el mundo reconoce como tales.

A diferencia de otros trastornos psicológicos, que son básicamente homogéneos, en la práctica clínica se pueden distinguir con relativa claridad siete tipos de trastorno obsesivo-compulsivo, que a veces se presentan de forma simultánea.

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Algunos pacientes con TOC tienden a pedir constantemente a sus familiares y amigos que les tranquilicen con respecto a sus preocupaciones. Por ejemplo, si temen la contaminación, suelen preguntar si se han lavado ciertos objetos o alimentos, si nadie ha tocado sus cosas, si los demás se han lavado después de ir al baño o tras tocar animales o cosas “sucias”. Si, por el contrario, temen futuras desgracias a causa de sus propias omisiones u olvidos (alteraciones del control), preguntan a los demás si han cerrado el gas, la puerta de casa o el coche, si han apagado la luz o la cocina eléctrica, si no han atropellado a alguien accidentalmente con su coche o si no tienen rastros de sangre. En cualquier caso, las peticiones de tranquilidad adquieren la función de comportamiento tranquilizador en todos los sentidos, a la par que las compulsiones.

Pensamientos extraños y miedo a volverse loco

Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto hasta qué punto nuestro comportamiento está sujeto a la influencia de los demás. Los investigadores Nicholas Christakis y James H. Fowler acuñaron el término “contagio social” para destacar cómo el comportamiento se propaga a través de las redes sociales de forma similar al fenómeno del contagio por bacterias o virus.

Otras veces, sin embargo, lo vemos todo oscuro y negro e imaginamos que todo tipo de desgracias son inminentes. Por lo tanto, somos poco estables en los juicios, los estados de ánimo y la perspectiva que adoptamos ante la vida y, precisamente por ello, somos extremadamente susceptibles a los estímulos de los demás.

Depresión pensamientos obsesivos confusión

Las compulsiones son conductas repetitivas e improductivas que a menudo se ejecutan de forma ritual -también pueden ser operaciones mentales- y que el sujeto se siente obligado a ejecutar para reducir la ansiedad o evitar acontecimientos temidos.

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Cuando los neurocientíficos compararon los escáneres cerebrales de grupos de personas con TOC con los de grupos de personas sin TOC, descubrieron que hay ciertas áreas del cerebro que funcionan de forma diferente. Los enfermos de TOC intentan desesperadamente librarse de esta ansiedad interminable y paralizante.

Las terapias basadas en la evidencia para el TOC son la terapia cognitivo-conductual (terapia de exposición y prevención de la respuesta) y la terapia farmacológica.

Los estudios demuestran que una media del 70% de los pacientes mejora con la intervención cognitivo-conductual y/o farmacológica. Los pacientes que responden al tratamiento farmacológico muestran una disminución media de los síntomas de entre el 40 y el 60 por ciento, mientras que los que son tratados con psicoterapia cognitivo-conductual informan de una disminución media de los síntomas de entre el 60 y el 80 por ciento.

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