¿Donde dice en la Biblia que los días son malos?

El justo peca siete veces al día

Esta doctrina ni siquiera perdonaba a los inocentes, como los niños: “Cuando hay justos en una generación, los justos son castigados por los pecados de esa generación. Si no hay justos, los hijos sufren por el mal de la época” (Shab. 33b).

Por lo tanto, sólo queda acompañar a la persona en cada paso, aunque a veces sea contradictorio, garantizando, sea cual sea su elección, el apoyo, no sólo altamente tecnológico, sino profundamente humano, de la estructura que cuida de la persona en su enfermedad, en su vida y en su final.

Proverbios bíblicos

La Biblia dice de los que oyeron predicar a Pedro el día de Pentecostés: “Al oír estas cosas, se conmovieron de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Hermanos, ¿qué haremos?” Y Pedro les dijo: “Arrepiéntanse” (Hechos de los Apóstoles 2:37,38).

El apóstol Pablo escribe: “Vosotros sois la carta de Cristo, escrita por medio de nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas que son corazones de carne” (Segunda Carta a los Corintios 3:3).

Salmos sobre la maldad

“Y ahora, Israel, ¿qué pide el Señor, tu Dios, sino que temas al Señor, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que lo ames y sirvas al Señor, tu Dios, CON TODO TU CORAZÓN y con toda tu alma?”.

He elegido los pasajes anteriores por sus referencias a “TODO NUESTRO CORAZÓN”. Dios quiere todo nuestro corazón. Quiere que le amemos con todo nuestro corazón, que le busquemos con todo nuestro corazón, que le sirvamos con todo nuestro corazón, que confiemos en él con todo nuestro corazón, que volvamos a él con todo nuestro corazón. Como dice 2 Corintios 6:14: “Tú guardas el pacto y la misericordia con tus siervos QUE CAMINAN EN SU PRESENCIA CON TODO SU CORAZÓN”.

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Proverbios 24

Lo que está escrito en el libro de los Proverbios (12:18) la lengua del sabio trae la curación, confirma el poder creativo de la palabra. Nuestras palabras pueden traer la vida o la muerte, ya que también tienen un efecto en nuestro cuerpo, y muchos caen enfermos precisamente por las palabras que pronuncian.

Cuando no sepamos orar, recordemos que siempre tenemos un camino sobrenatural, el de la oración en otras lenguas, que nos permite acompañar la iniciativa del Espíritu Santo y entrar en el mundo del Espíritu, en el territorio de la gracia.

Si queremos tener días felices, dejemos de pronunciar palabras negativas, inútiles y calumniosas, que además de dañar a los demás nos perjudican espiritualmente, y abramos la boca sólo para pronunciar las palabras que vienen de Dios.

El propio apóstol Pedro nos advierte: “Quien quiera amar la vida y ver días buenos, que guarde su boca del mal y sus labios de hablar con engaño” (3,10), y luego añade: “Quien hable, que lo haga como si proclamara los oráculos de Dios” (4,11).

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