¿Cuál es el fin del existencialismo?

El existencialismo de Sartre

Salir del olvido requiere, por otra parte, una interrogación inicial, que se pregunte por el destino del ser a partir del cual llega al pensamiento la diferenciación entre esse essentiae y esse existentiae.

La interrogación inicial implica un salto a la presencia absoluta, no a la “presencia a [alguien]”, sino a la presencia como horizonte en el que se constituye toda “presencia a”, todo “ser-a” de algo a alguien, y en consecuencia todo destino de objetivación y trascendencia subjetiva.

El ser y el tiempo

Walter Kaufmann describe el existencialismo como “el rechazo a pertenecer a cualquier escuela de pensamiento, el repudio de la adecuación de cualquier credo, y en particular de los sistemas, y la insatisfacción con la filosofía tradicional considerada. superficial, académica y alejada de la vida” .

La célebre frase de Beauvoir “No nacemos mujer: nos convertimos en una” también se refiere a la distinción entre existencia y esencia, atacando el esencialismo que reduce a la mujer a una única definición.

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Existencialismo francés

No se ven todos los días autores de la talla de Wolf Erlbruch, por ejemplo, que ha escrito una historia entera sobre “la gran pregunta” (The Big Question, E/O Editions, 2004). En esta historia, nosotros somos los verdaderos protagonistas ya que, al entrar en el libro, cada personaje nos ofrece directamente su respuesta personal.

Pero también hay poetas que, aunque entienden (y encarnan) el dolor, no consiguen comunicarlo completamente, sino sólo a través de imágenes misteriosas, referencias ancestrales, yuxtaposiciones reales y absurdas: pensemos en Quasimodo, que hace del dolor la magia del verso:

Las teorías deterministas intentan afirmar precisamente esto: como no soy libre, cuando evalúo dos opciones me parezco a una piedra suspendida en el aire antes de la caída que “decide” en qué dirección rodar, es decir, estoy perdiendo el tiempo.

Superarlo. Teniendo en cuenta que el odio nace de la competencia (mejor: se vincula a ella) una muy buena idea podría ser fomentar la vuelta al arte-puro, eliminando los concursos o certámenes de dibujo, música, canto. Y esos sórdidos programas de televisión… Yo, en cambio, mantendría abiertas las academias y los conservatorios como depósitos de “historia de la pureza”.

El extranjero

Pero Sartre y de Bauvoir, al igual que muchos otros europeos, no pensaron mucho en esto al principio, atrapados como estaban en sus estudios y nuevos descubrimientos. Casi sólo se dieron cuenta del clima de violencia en el país al final, cuando regresaron a Francia.

Nací en el Tirol del Sur hace 50 años, una tierra fronteriza, en parte italiana y en parte alemana. Soy periodista y siempre me ha gustado contar historias. He realizado vídeos y reportajes sobre la cooperación al desarrollo en diversas partes del mundo. Finalista del Premio Calvino, he publicado la novela Music Box y, bajo el seudónimo de Henry J. Ginsberg, la colección de relatos Vengo vía con te, traducida en Estados Unidos por Lighthouse in NYC con el título Run Away With Me. Siempre me han apasionado los autores americanos, Lou Reed, África, la fotografía, los viajes y el senderismo.