¿Por qué nos cuesta tanto el amor propio?

Cómo creer más en uno mismo

Me enamoré de una mujer que salía de una relación anterior que duró unos cinco años. Ahora he llegado yo y ella ha dicho casi de inmediato que me quiere, lo que yo correspondo sinceramente porque me siento muy tomado.

¿Qué puedo hacer para ayudarla y ayudarme a superar este problema de autoestima? Está claro que no tiene ninguna. Hombres muy feos la piropean y me confiesa que piensa en ellos. Aunque no se detenga en un simple “gracias”, en mi opinión abre de alguna manera las puertas que los “afortunados” atraviesan casi inesperadamente.

Hay que dejar claro desde el principio que el comportamiento de esta mujer, a pesar de no tener un motivo ulterior, es ciertamente a tener en cuenta, ya que ella misma lo padece.

Entrenamiento de la autoestima

Nuestros pensamientos, incluidos los dirigidos a nosotros mismos, son un elemento clave en la sensación general de seguridad o peligro que experimentamos a nivel inconsciente. Pensar y actuar de forma benévola, no violenta y amorosa hacia uno mismo significa dar un enorme y constante estímulo de seguridad al cuerpo, que a su vez responde con emociones y sensaciones agradables.

El diálogo interior se hace efectivo cuando nos comunicamos directamente con el cuerpo y hasta las células que lo componen. Amarse a sí mismo se convierte, por tanto, en algo así como distribuir facilidad y bienestar emocional no sólo al propio cuerpo, sino a los demás y al mundo que nos rodea.

Aplicación eficaz

Tienes razón cuando señalas que la autoestima no debe convertirnos en fanáticos. Creo que tener autoestima significa darse el justo valor, ser plenamente conscientes de nuestras fuerzas y limitaciones, sin exaltarnos demasiado ni mortificarnos, pero trabajando diariamente para ser mejores.

Confieso que a mí la palabra autoestima me produce urticaria, porque me hace pensar en una cierta actitud, un poco de los 90, por la que parecía que para sentirse bien y conseguir los objetivos había que pretender ser un Superman en mallas. O soplones, como bien ha señalado otra persona.

La autoestima tuvo su momento de gloria en los años 90 y para variar en la formación de redes de venta. Desde entonces ha sufrido un “spupping” total. Es una pena, porque si se profundiza en los estudios que se han realizado sobre la autoestima, por ejemplo los del profesor Diener o el doctor Branden, se encuentran elementos realmente interesantes para quien quiera emprender un camino de crecimiento personal.

Mantra para creer en uno mismo

Porque la baja autoestima conduce a otro tipo de problemas, que son generalmente el motivo por el que se acude al psicólogo: síntomas de ansiedad, depresión, problemas de conducta, estrés, adicciones, etc.

Aunque es un constructo complejo que cuenta con una amplia historia de investigación y elaboración teórica, podemos decir que en las diversas definiciones de autoestima nunca faltan tres elementos fundamentales (Bascelli, 2008):

A menudo ocurre que las valoraciones que hacemos de nosotros mismos están alteradas, distorsionadas por distorsiones cognitivas, es decir, por mecanismos de pensamiento “disfuncionales” que, en este caso, no hacen más que socavar nuestra autoestima.

La cabeza levantada, los hombros relajados, el pecho fuera, las piernas y los pies firmes en el suelo, una sonrisa, son elementos que permiten a nuestro organismo liberar aquellas sustancias que favorecen la mejora de nuestro bienestar psicofísico.