¿Cuando una mujer empieza a dejar de amar a un hombre?

Creer que ya no se ama y luego arrepentirse

Cuando nace un amor, su curso, su aceleración o sus diversos contratiempos o su posible desaparición no pueden separarse de la historia afectiva y emocional de ambos protagonistas de la pareja.

Un desamor original trae consigo, como un efecto dominó, una serie de otras muchas carencias y vacíos que inevitablemente desembocarán, como el curso de un río, en la relación de pareja, un mar de navegación compartida.

Lagunas que caracterizan las primeras experiencias amorosas infelices en la infancia, experiencias que luego condicionaron -e influyeron profundamente- las posteriores relaciones de amistad y románticas, creando una “memoria corporal del no amor” y del sufrimiento.

Para poder disfrutar plenamente de los placeres de la vida en pareja, resulta absolutamente imprescindible haber conocido, combatido y superado los propios monstruos interiores o, al menos, haberlos enfocado y haber hecho las paces con ellos.

La psicoterapia individual o la terapia de pareja, que debe evaluarse caso por caso, es la única vía posible de alimentación psíquica y relacional para sanar y alimentar el pasado y convertirse por fin para uno mismo en ese “padre y madre amorosos” que le faltaban cuando debía estar presente.

Por qué las mujeres dejan de amar

No se deja de amar de un día para otro. Uno se da cuenta de que ha ocurrido de repente. Y uno tiende a no creerlo. Pensar que causas externas han intervenido para aliviarnos de la angustia.

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Yo añadiría que si él siente la necesidad de un enfrentamiento con un profesional, no renuncies a ello, sobre todo para “alimentar” su autoestima y fortificarse para un futuro nada lejano.

Siempre me da señales contradictorias. Dice que me quiere, luego que no, me dice que no me haga ilusiones pero afirma que “si me doy cuenta de que me he equivocado volveré directamente a ti y trataré de conquistarte. si me doy cuenta en seis meses o un año me comeré las manos”.

Ahora centrándose en ella, en su sufrimiento y no en el maltrato de este tipo, lo cual no es bueno para ella… porque tiende a devolverle la desorientación y a no centrarse en sus necesidades y emociones.

Me repitió por todos los medios que yo no tenía nada que ver, que era su propio problema que aún no entendía del todo. Me decía que tenía miedo de que se acabara lo nuestro “tengo demasiadas cosas en la cabeza… tengo miedo de que se acabe lo nuestro… no sé… pienso y me siento mal”; o de nuevo. ‘Necesito calmarme y pensar en todo. Necesito darme fuerzas para seguir, así que discúlpame amor’; ‘Necesito pensar porque contigo sólo lloro porque me enfado’.

Cuando un hombre no te ama

Me alegra mucho hablar de la despedida del amor, un proceso doloroso que debe gestionarse a tiempo y tomarse muy en serio. En 2007 escribí un libro sobre este tema (Le forme dell’addio, Castelvecchi) y en el blog que mantengo para Io Donna -el periódico femenino online del Corriere della Sera- hablo a menudo del dolor del abandono.  Pretendo hablar de los que abandonan y se van y de los que “se quedan en el puesto” sintiéndose desesperados; hablaré del dolor y del sufrimiento, de la inevitabilidad de salir heridos y lastimados en las relaciones amorosas.

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¿Son todas las historias de abandono iguales? No es lo mismo si nos vamos o nos dejan, si el adiós es pactado o sucede de repente como un rayo de la nada; es diferente si fue anunciado, si nos engañan, o nos dejan lentamente en una relación cada vez más deteriorada; si la pareja está muerta o es más feliz en otro lugar. Es diferente si estamos convencidos de la elección, aunque con dolor; si hemos sido humillados o forzados a dejar al otro, que ha tomado más y más de la relación y la ha usado como un “vomitorio” de sus propias insatisfacciones.

Cuando uno ya no ama la psicología

Si después de un día de trabajo, uno se encuentra en la cama por la noche y no siente placer al compartir su espacio con el otro, al decir “te quiero” y al darse un beso de buenas noches, probablemente la relación esté llegando a un punto problemático.

Gestionar una relación a diario -ya lo sabemos- significa luchar cada día con los pequeños defectos de nuestra pareja, y con esos hábitos que simplemente no nos gustan -aunque no sean cuestiones graves-.

¿El enésimo sábado de cine? ¿La habitual pizza del domingo por la noche? ¿Más amigos en casa y una cena que preparar a pesar de no querer hacer nada más que ponerse el pijama y disfrutar de una tarde en el sofá?

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