¿Cuál es la esencia de Dios en el hombre?

Las cinco pruebas de la existencia de Dios

Se analizarán los conceptos de pensamiento (das Denken), razón (die Vernunft), conciencia de género (das Gattungsbewusstsein), muerte (Tod) y la esencia del hombre (das Wesen des Menschen).

Si para Hegel el mundo era la objetivación y el despliegue del Absoluto, Feuerbach quiere mostrar, aunque no explícitamente, cómo el Absoluto es en sí mismo la abstracción en forma reificada de la esencia humana.

(1) Van A. Harvey, Feuerbach y la interpretación de la religión, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.(2) Ludwig Feuerbach, La esencia del cristianismo, Feltrinelli Editore, Milán, 6, 2018, Traducción del alemán por Camilla Cometti, pp. 23.

La misma tesis se afirma en De ratio, que, como disertación y, por tanto, primer escrito oficial del entonces jovencísimo Feuerbach, tiene un marcado énfasis idealista y un considerable acento hegeliano.

¿Quién es Dios?

La ausencia total de materia en los ángeles (argumentada en polémica con su contemporáneo Buenaventura [1221-1274], que veía en ellos la presencia de una “materia espiritual”) plantea otro problema. ¿Acaso afirmar que son formas puras no equivale a designarlas como “actos puros”, por tanto iguales a Dios mismo? Tomás evita esta consecuencia con la doctrina de la distinción real entre esse y essentia:

En cuanto a lo primero, Tomás, tomando posición sobre una famosa cuestión que Aristóteles había dejado mal definida, sostiene que hay que admitir necesariamente que el intelecto agente es algo que pertenece al alma individual:

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La filosofía de Dios no existe

Se trata de una pregunta a la que la teología dogmática no puede responder, aunque algunos teólogos hayan esbozado sus propias explicaciones. Para Agustín de Hipona, el alma actúa sobre el cuerpo pero el cuerpo no ejerce ninguna acción sobre el alma.

Según una explicación naturalista arcaica, que se encuentra en el Génesis, el hombre se convierte en un ser vivo (o animado) en el momento en que penetra en él el aliento de vida, que no tiene nada que ver con el alma racional. Este soplo de vida parece transmitirse a sus sucesores directamente, por generación.

Según la doctrina católica tradicional, después de la muerte el alma sigue existiendo separada del cuerpo; de hecho, al ser inmaterial, no tiene partes en las que disolverse, y no depende del cuerpo para sus operaciones.

El tema del purgatorio, estrechamente relacionado con el problema de la “vida” de las almas tras la separación del cuerpo y a la espera del juicio final, se desarrolló sustancialmente en la Edad Media. Pero una doctrina orgánica en este sentido sólo se formuló con el Concilio de Trento. Los Padres de la Iglesia, en cambio, ignoraron casi por completo el tema.

Pruebas de la inexistencia de Dios

1. Como enseña San Isidoro, “los ángeles en la Palabra de Dios conocen todas las cosas antes de que se realicen”. Pero los santos, como dice el Evangelio, “serán iguales a los ángeles”. Así también los santos al ver a Dios verán todas las cosas.

2. Sólo Cristo “posee el Espíritu sin medida”, como lo expresa San Juan. Pues bien, a Cristo le corresponde conocer todas las cosas del Verbo, ya que posee el Espíritu sin medida, pues el evangelista añade: “El Padre ha puesto todo en sus manos”. Por tanto, a nadie más que a Cristo le corresponde conocer todas las cosas de la Palabra.

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