¿Cómo lidiar con la tristeza de no tener pareja?

Cómo aceptar el final de una relación

Miedo a decepcionar a los que nos quieren. A menudo no damos este salto por miedo a decepcionar a nuestros padres o amigos. Tal vez la relación ha durado mucho tiempo y no te apetece dar esta noticia, este dolor a tus seres queridos. En resumen, la culpa, en cierto modo, parece bloquearte más y prefieres mantener a los demás contentos mientras tú estás sufriendo por dentro. Pero si te quieren de verdad, deberían querer esto: tu bien. Piensa en ello.

Las razones que pueden entrar en juego cuando te cuesta dejar a tu pareja son muchas y variadas. Hemos hablado de varios aspectos, como la culpa, las razones económicas, los hijos, la relación con la madre o el no querer cuestionarse.

Cómo superar el fin de la convivencia

En general, este trastorno afecta sobre todo a personas con baja autoestima y a personas más bien dependientes que a menudo han sufrido relaciones traumáticas o rechazos durante la infancia o la adolescencia. Normalmente, la persona afectada por este trastorno se ve a sí misma como una víctima por la falta de pareja y se queja exageradamente de su condición de soltero.

Además, todas las personas que conoce se dividen en personas que tienen una relación y personas que están solteras, por lo que son juzgadas según estas características. Las relaciones que no encajan en el concepto “normal” de pareja son duramente criticadas.

Hasta ahora hemos visto el caso en el que la búsqueda del amor se convierte en una obsesión hasta el punto de convertirse en una fobia. Ahora analizaremos una situación que no está relacionada con los pensamientos obsesivos, pero que son comunes a todos nosotros en ciertos momentos de nuestra vida.

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Para encontrar el amor, hay que empezar por desterrar todos estos mitos e intentar, por un lado, reforzar la confianza en uno mismo y el bienestar y, por otro, salir de nuestra zona de confort o de nuestros hábitos para experimentar cosas nuevas y conocer gente nueva.

Las 5 heridas de los no amados

Como escribí en el artículo sobre las etapas de la vida de pareja, tras una fase de amor idílico, comienza una fase -a veces desencadenada por un acontecimiento concreto, como el nacimiento del primer hijo- en la que la armonía se acaba y la pareja se baja del pedestal. Comienza una fase menos armoniosa, en la que los miembros de la pareja se sienten desilusionados con la relación, comienzan a discutir y a menudo se pelean. Bienvenido a la fase de “luchas de poder”.

Cuántos poemas y canciones se han escrito de acuerdo con esta sombría visión de la vida y de las relaciones humanas (en la imagen: Slash, el guitarrista de Guns N’ Roses durante el solo de ‘November Rain’, la canción donde se canta ‘Nothin’ lasts forever’).

Durante las “luchas de poder” se experimentan diversas emociones negativas que van desde el miedo, la tristeza, la culpa y la ira. Mientras experimentan estas emociones, algunas personas piensan que la historia de la pareja ha terminado.

Antes de ver cómo afrontar los conflictos de forma constructiva, veamos cómo ocurre lo contrario, es decir, cómo las personas mantienen vivos sus conflictos indefinidamente y destruyen su relación poco a poco.

Los hombres tras el fin de una aventura

La separación enfrenta inevitablemente al individuo con el espectro de la soledad, el vacío y el dolor. Supone tener que volver a empezar, cuestionarse de nuevo y perder los puntos de referencia.

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Y para evitar esta condición, las parejas a menudo deciden seguir igual, aunque no sean nada felices. O siguen juntos odiándose, o se separan y vuelven sobre sus pasos una y mil veces. Seguir repitiendo una relación que ahora tiene poco que aportar a ambos.

A veces las historias comienzan por miedo a la soledad, porque al ser psicológicamente inmaduros buscamos el cuidado y la atención del otro. O para devolver viejas reivindicaciones no cobradas, como sentirse amado, comprendido, sentirse valioso a través del otro. La pareja se convierte entonces en una especie de “muleta” sin la cual sentimos que no podemos mantenernos. Y esto lleva a veces a aceptar incluso lo inaceptable, para alejar la soledad y tener que aceptarnos a toda costa.

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