¿Cómo amar a tu pareja sin apego?

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Desgraciadamente, a veces, a pesar de las mejores intenciones, las figuras que nos cuidaron cuando éramos pequeños, vulnerables y no autónomos no constituyeron una base suficientemente segura para nosotros (Bowlby, 1989).

Como hemos visto, en las relaciones sentimentales también interviene el sistema de apego, es decir, el “módulo” que orienta nuestro comportamiento para obtener la cercanía de una figura privilegiada.

Las personas con un estilo de apego ambivalente, o enredado, experimentan inconstancia en las relaciones y temen que el otro pueda abandonarlos en cualquier momento, en parte porque no se sienten dignos de amor.

A veces, estas personas muestran un gran cuidado por su pareja, tendiendo a anticiparse a todas sus necesidades y a satisfacerlas para evitar el riesgo de ruptura de la relación: “Si puedo satisfacer todas tus necesidades, si puedo hacerme indispensable para ti, no podrás abandonarme”.

Atracción inexplicable entre dos personas

La demanda de afecto crea relaciones insatisfactorias.- Desarrollan un comportamiento ambivalente. Estas personas mostrarán los mismos comportamientos ambivalentes que han sufrido: aun deseando estar con las personas que aman, a veces se sentirán molestas por ellas, pudiendo experimentar una ira muy fuerte producida por una percepción excesiva de abandono ante un comportamiento normal de separación.- Tienen una idea contradictoria del amor. Tienden a pensar que las relaciones amorosas son la cosa

Lo que un niño era un adulto que no sabe amar

Todos tenemos puntos fuertes y débiles, y muchas veces nos han dicho que somos susceptibles, demasiado impulsivos o siempre malhumorados. Para poder valorarnos, necesitamos conocernos a nosotros mismos, abriendo nuestro corazón a nuestras limitaciones, aunque en un esfuerzo incesante por mejorar.

A partir de la teoría psicoevolutiva de Bowlby, parece que del tipo de apego desarrollado surge la forma de relacionarnos con los demás. Pero, ¿qué ocurre cuando el deseo de apego no se cumple?

Mientras que el primero tiende a construir un yo grandioso porque es incapaz de conectar con el otro, el dependiente tiende a “devorar” al otro en una relación de fusión, lo que a menudo quita el aire a la pareja y genera ansiedades y malentendidos.

Significado del amor tóxico

O una paciente, casada desde hace muchos años, que estaba profundamente unida a su marido y que no veía otra figura mejor como padre para sus hijos, pero que no se sentía en absoluto atraída físicamente por él.

En su marido vio los aspectos afectivos maternos que no había podido cultivar adecuadamente, debido a la relación conflictiva con su madre y a un sistema familiar de origen falocéntrico. Sin embargo, su deseo sexual por su pareja estaba completamente comprometido, por lo que tenía un amante desde hacía dos años.

No cabe duda de que en el curso del desarrollo normal transferimos progresivamente nuestro apego de los padres a los compañeros, un proceso que generalmente culmina en que el compañero se convierte en una figura de apego.

A este respecto, recuerdo las experiencias de la infancia que Stefano, un paciente mío, me contó en terapia: cuando se sentía herido de niño, estaba en peligro o tenía miedo, su madre rechazaba sistemáticamente su necesidad de ser consolado. Ella le dijo que no debía llorar, que era un hombrecito y que los hombres no lloran. Pero Stephen era sólo un niño.