¿Por qué la gente posterga las cosas?

Depresión por procrastinación

Muchas personas nunca parecerían ser procrastinadoras, porque siempre que se descuidan, posponen o esperan hasta el último minuto antes de ocuparse de una tarea, no se quedan de brazos cruzados. Se dedican a otros innumerables compromisos, en una vida a menudo muy llena y ocupada.

Entonces, ¿por qué la elección de procrastinar conlleva malestar y culpa? ¿Por qué no podemos vivir en paz? ¿Y por qué, a pesar de todas las buenas intenciones con las que solemos empezar el día, tendemos a recaer?

Se trata de un enfoque probado para tratar innumerables trastornos como la ansiedad, el estrés y la depresión. Utiliza métodos y estrategias terapéuticas bien entendidas y aplicables a las personas.

Para controlarlo, hay que aprender a reconocer el desencadenante del impulso de procrastinar. A continuación, hay que entender lo que induce este comportamiento y no dejarse seducir por sus beneficios, dándose cuenta de que sólo son temporales y perjudiciales a largo plazo.

Procrastinación

Los procrastinadores crónicos representan alrededor del 20% de la población. Para algunos de ellos, la tendencia a procrastinar tiene repercusiones en todos los ámbitos de la vida, mientras que otros tienden a procrastinar sólo en situaciones específicas.

Joseph Ferrari, profesor de psicología de la Universidad DePaul, pionero en la investigación moderna sobre este tema, afirma que “aunque todos podemos procrastinar, no todos son verdaderos procrastinadores crónicos”.

Los procrastinadores crónicos tienen problemas continuos para iniciar y/o completar las tareas, mientras que los procrastinadores ocasionales realizan retrasos relacionados con la tarea o la propia situación específica.

  ¿Cómo hacer un manifiesto personal ejemplos?

El hombre que siempre procrastina

Excelente estrategia para atacar la procrastinación Alberto, mis felicitaciones para ti también. Respecto al punto 3 me recuerdas un eslogan de Roberto Re….si no puedes, entonces debes. Es decir, SI NO PUEDES, ENTONCES DEBES.

Nuestra educación, los principios que nos enseñaron en la escuela y en nuestras familias, la misma sociedad consumista en la que vivimos, se basan en el principio del éxito. Si tienes éxito profesional, emocional, deportivo o de cualquier otro tipo, no importa la talla que tengas, serás estimado y respetado.

Si tienes dinero, puedes permitirte comprar bienes y servicios (coches de lujo, casas bonitas, vacaciones, etc.) que crearán una imagen de persona de éxito, un individuo que ha hecho las cosas bien en la vida, un ejemplo a imitar y alabar.

Cuando nos enfrentamos al reto que supone cualquier actividad cotidiana (el trabajo, el estudio, la realización de un sueño, como es mi caso), se dispara el miedo a equivocarse, a no hacer lo correcto. Nuestro ego se defiende y nos dice que desistamos de abordar ese compromiso porque hay muchos factores en juego y las posibilidades de éxito son menores que las de fracaso. En el caso de una persona que va a escribir una novela, el riesgo es que no se publique o, si se publica, se venda poco y no guste al público en general,

La procrastinación es una enfermedad

Muchas personas nunca parecerían ser procrastinadoras, porque siempre que se descuidan, posponen o esperan hasta el último minuto antes de ocuparse de una obligación, no se quedan de brazos cruzados. Se dedican a otros innumerables compromisos, en una vida a menudo muy llena y ocupada.

  ¿Cómo dibujar a una persona de espaldas?

Entonces, ¿por qué la elección de procrastinar conlleva malestar y culpa? ¿Por qué no podemos vivir en paz? ¿Y por qué, a pesar de todas las buenas intenciones con las que solemos empezar el día, tendemos a recaer?

Se trata de un enfoque probado para tratar innumerables trastornos como la ansiedad, el estrés y la depresión. Utiliza métodos y estrategias terapéuticas bien entendidas y aplicables a las personas.

Para controlarlo, hay que aprender a reconocer el desencadenante del impulso de procrastinar. A continuación, hay que entender lo que induce este comportamiento y no dejarse seducir por sus beneficios, dándose cuenta de que sólo son temporales y perjudiciales a largo plazo.

Puede que también te guste...

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad