¿Cómo tener una buena relacion de padres separados?

Deber de comunicación entre padres separados

Educar a un niño significa ponerse en juego de forma completa y honesta, estar dispuesto a revisar los propios planes, confiar en la propia acción educativa y confiar en los niños respecto a su camino de crecimiento, para construir momento a momento la vida relacional en la familia con todos los implicados.

Por eso el amor que educa sabe establecer una relación, un vínculo que saca a las personas de la indiferencia mutua y las hace existir la una para la otra. En la relación, el adulto pone todo de sí mismo, su experiencia, su persona, su conocimiento; esto lo hace autoritario, creíble, capaz de apoyar el crecimiento del otro.

Los adolescentes parecen adaptarse mejor que los niños a la idea del divorcio de sus padres, pero acaban sintiendo un profundo sentimiento de traición. Tienen la sensación de un sueño que se rompe, de un futuro que se pierde. Algunos reaccionan con sentimientos de depresión: se aíslan de los amigos, se encierran en sí mismos, pierden la fe en la vida. Otros reaccionan con ira, protestan con comportamientos transgresores, desafían y niegan el valor del afecto adoptando actitudes cínicas.

Hijos de separados y nuevos compañeros

Cuando los padres de una familia se separan, toda la unidad familiar (también la extendida, es decir, abuelos, tíos, etc.) se implica fuertemente, tanto en el aspecto organizativo como en el emocional.

En efecto, importantes investigaciones han demostrado una estrecha correlación entre el conflicto entre los padres (unidos o separados) y el malestar psicológico de los hijos (Amato y Rezza,1994; Camara y Resnick,1988; Elliot y Richards,1992; Emery y Forehand,1994; Jenkins,Smith y Graham,1988; Jenkins y Smith,1990).

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Los estudios italianos (Francescato,1992) sobre este tema también señalan que cuando los padres están en conflicto, los hijos suelen tener problemas emocionales y de comportamiento, pero que el hecho de que los padres estén juntos o separados influye poco en su bienestar psicológico.

Un estudio realizado con 40 niños de entre 7 y 18 años, cuyos padres llevaban separados al menos cuatro años, demostró que todos los niños dijeron sentir alivio tras el divorcio de sus padres.

Todas las situaciones familiares que conducen a la separación de los padres deben poder beneficiarse de una ayuda psicológica competente y cualificada que pueda apoyar a los padres en el difícil proceso de separación y la crianza simultánea de los hijos, y los hijos deben poder ser apoyados en el proceso de mantener el apego a ambos padres y aceptar su separación.

Hijos pacíficos de padres separados

3) Los factores negativos como: altos niveles de conflicto marital, enfrentamientos físicos y verbales entre los padres, insatisfacción marital y emociones negativas están asociados con una relación padre-hijo menos cálida e íntima, y con problemas en su crianza.

Ahrons (1987)(65) destacó cinco tipos de reorganización de los roles parentales y conyugales tras la separación: La díada disuelta Esta categoría incluye a aquellas parejas en las que uno de los dos miembros, normalmente el padre, desaparece por completo, o casi por completo, tras la separación, por lo que no queda ninguna forma de contacto entre los excompañeros. El progenitor no custodio, que en el noventa por ciento de los casos es el padre, suele mostrarse incapaz de mantener una relación con los hijos y se va a “rehacer su vida” con su nueva pareja; mientras que el progenitor custodio adopta una serie de conductas encaminadas a devaluar y culpabilizar al otro progenitor a los ojos del niño. Por lo tanto, este último acaba asumiendo muy a menudo el papel de pareja ideal de la madre, que proyecta en él expectativas y deseos irrealizables.

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Consecuencias psicológicas de los niños de la separación

Si has decidido separarte o te encuentras aceptando una separación con la que no estás de acuerdo y que no habías previsto, te invito a reflexionar sobre tres comportamientos que no son útiles para ti ni para tus hijos.    Son como la niebla, no dan una visión clara de las cosas y crean mucha confusión y desorientación en los niños.

Por último, y no por ello menos importante, tranquilice a su hijo y recuérdele que si su relación no ha funcionado, no es culpa suya, porque los niños suelen sentirse culpables cuando hay problemas en la familia.

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