¿Cómo saber si estás soñando o despierto?

Peligrosos sueños lúcidos

De hecho, los sueños lúcidos pueden producirse de forma natural: entre el 20 y el 80% de los sueños lúcidos declarados por las personas se producen de forma espontánea, aunque su aparición continua y espontánea es bastante rara.

Estos dos estados se denominan hipnagógico (entre la vigilia y el sueño) e hipnopómpico (entre el sueño y la vigilia). Son condiciones límite, muy diferentes de los sueños lúcidos, que ocurren completamente dentro del estado de sueño.

Como cuando te dices a ti mismo “cuando pase por el cajero automático debo acordarme de sacar” y mantienes esta intención en mente. Creas una asociación mental entre dos eventos y la mantienes en esa zona de tu memoria que, cuando el evento específico ocurre, se activa.

A estos datos añades, de forma inconsciente y automática, tus esquemas mentales, expectativas, juicios hacia las manzanas. Así, no sólo se observa la manzana, sino que también se procesan las asociaciones mentales y los recuerdos.

Distinguirlos conscientemente te permite estar en contacto con el aquí y el ahora de lo que estás viviendo, romper los condicionamientos mentales en tiempo real, tal y como están actuando, y así ser libre para elegir en función de la situación real.

Cómo tener un sueño lúcido

Existen numerosas causas a las que se pueden vincular los trastornos del sueño. Pueden ser psicológicos, como el trastorno bipolar, la depresión o la ansiedad, o estar relacionados con problemas neurológicos, como el síndrome de las “piernas inquietas”, que consiste en una intensa inquietud motora en las piernas que impide al paciente iniciar el sueño por la noche. Otros factores son atribuibles a ciertas enfermedades sistémicas como las alergias alimentarias, los trastornos tiroideos, la insuficiencia cardíaca o la hipertensión arterial, las neuralgias, los dolores artríticos, los trastornos gástricos y el asma bronquial. En los lactantes, las alteraciones del sueño se asocian casi siempre a trastornos digestivos, en los niños a veces a lombrices intestinales y en los ancianos a un deterioro cognitivo precoz.

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Con los trastornos del ritmo sueño-vigilia concluimos la exposición de la tipología de los trastornos del sueño. El sueño y la vigilia constituyen un ejemplo típico de las variaciones circadianas que suelen estar sincronizadas a lo largo de 24 horas por diferentes estructuras nerviosas, los llamados osciladores internos, que están influidos por factores ambientales (principalmente el contacto social y el ciclo luz-oscuridad). En condiciones de aislamiento total (como es el caso, por ejemplo, de los astronautas o de quienes trabajan en turnos de noche), se pierde la acción de los sincronizadores ambientales, de modo que los osciladores internos tienden a asumir ritmos diferentes al de las 24 horas y pueden desincronizar ciertas funciones biológicas, entre ellas el ritmo sueño-vigilia. Como consecuencia, el sujeto es incapaz de dormir cuando quiere o cuando debería.

Saber que estás soñando en el sueño

Nos gustaría poder correr a toda velocidad por el Gran Cañón, poder volar sobre las Tierras Altas de Escocia o subirnos a un majestuoso magnolio en plena floración en el salón de nuestra casa, poder ser el guionista y protagonista de nuestra propia película.

La experiencia del sueño lúcido también plantea algunos interrogantes. En nuestra cultura, soñar y estar despierto se consideran dos dimensiones absolutamente separadas en las que una excluye a la otra. Sin embargo, ambos estados tienen mucho en común porque mientras dormimos pensamos, creamos recuerdos, podemos movernos y ser totalmente insensibles al entorno[2].

¿Cómo saber si estás soñando o despierto? del momento

La mayoría de la gente ha tenido un sueño lúcido en algún momento de su vida, pero al aprender el arte de volverse voluntariamente lúcido en los sueños, podemos llegar a experimentar este extraordinario fenómeno intencionalmente y a voluntad.

  Importancia de los antecedentes en la investigación

Cada etapa del sueño tiene un propósito. Las fases de sueño no REM y profundo, que ocupan la mayor parte del tiempo que dormimos, son necesarias principalmente para que el cuerpo descanse y el “cerebro se limpie”, mientras que las fases de sueño REM sirven para consolidar los recuerdos e integrar los procesos psicológicos.

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