¿Cómo es una persona con falta de amor?

Un amor terminado puede reavivarse

En general, este trastorno afecta principalmente a personas con baja autoestima y a personas más bien dependientes que a menudo han sufrido relaciones traumáticas o rechazos durante la infancia o la adolescencia. Por lo general, la persona afectada por este trastorno se ve a sí misma como una víctima debido a la falta de pareja y se queja exageradamente de su condición de soltero.

Además, todas las personas que conoce se dividen en personas que tienen una relación y personas que están solteras, por lo que son juzgadas según estas características. Las relaciones que no encajan en el concepto “normal” de pareja son duramente criticadas.

Hasta ahora hemos visto el caso en el que la búsqueda del amor se convierte en una obsesión hasta el punto de convertirse en una fobia. Ahora analizaremos una situación que no está relacionada con los pensamientos obsesivos, pero que son comunes a todos nosotros en ciertos momentos de nuestra vida.

Para encontrar el amor, hay que empezar por desterrar todos estos mitos e intentar, por un lado, reforzar la confianza en uno mismo y el bienestar y, por otro, salir de nuestra zona de confort o de nuestros hábitos para experimentar cosas nuevas y conocer gente nueva.

Cuando uno ya no ama la psicología

Para cada uno de nosotros hay una medida, una llave, una cerradura. No hay una sola forma de amar, sino que hay una forma que reconocemos como amor, basada en nuestras características, expectativas, historia. Ahora bien, reconocer el amor significa quitar una serie de capas dadas por los paradigmas de lo que hemos visto y vivido en nuestras familias. En nuestro mundo interior, la unión entre el cuerpo y la mente y la disolución de ciertos bloqueos pueden manifestarse de una manera completamente diferente a como lo hacen las personas que nos rodean.

  ¿Cómo saber si tienes conexión con tu pareja?

Cada historia, cada sintonía tiene su propio ritmo, su propia frecuencia, su propia fuerza, sus propias sinergias. Cada relación tiene su propia dinámica y su propia danza en torno a la cual se mueven los acontecimientos reales. Amar de verdad a una persona significa estar dispuesto/capaz de representar nuestra verdadera esencia y, por tanto, también el espíritu creativo y sexual, el contacto profundo con otro individuo. Amar de verdad significa descubrirse a sí mismo descubriendo al otro y encontrar la plenitud en ello. Amar de verdad significa poner tu cuerpo, tu sabiduría vital, tus acciones y tus pensamientos al servicio de un aumento de la riqueza y la abundancia junto a la otra persona.

Cuando se rompe pero se sigue amando

Una relación que funciona no se deja seducir por los cantos de sirena de los amantes. No se empolva con el paso del tiempo. No se oxida por falta de diálogo y empatía. No sustituye el intercambio por la prevaricación. No sustituye la convivencia por el exceso de confianza. Y la cercanía con el pastoreo en la vida de los demás.

El diálogo de una pareja se desarrolla en dos vías: la comunicación de servicio y la comunicación emocional. La primera sirve para la organización y gestión de la vida cotidiana. Los socios hablan de cosas concretas, de cosas que hay que hacer, y se organizan día a día para hacer que sus días funcionen. Este tipo de comunicación tiende a aumentar cuando la pareja se convierte en familia.

Los compromisos a los que tienen que hacer frente aumentan a pasos agigantados, los hijos ocupan mucho espacio y tiempo, y los cónyuges se convierten en una especie de equipo de trabajo, a veces sin saltos emocionales y sin espacio pro pareja.

  ¿Cómo decirle a tu pareja que te hace sentir mal?

La simpatía en la pareja tiende a extraviarse, como si el hecho de estar en pareja autorizara automáticamente a ser maleducado, descortés, irreverente y antipático y empático. La simpatía sigue siendo un arma real que amortigua las tensiones y facilita el mantenimiento del vínculo amoroso.

¿El examen ha terminado realmente?

Cuando nace un amor, su curso, su aceleración o sus diversos contratiempos o su posible desaparición no pueden separarse de la historia afectiva y emocional de ambos protagonistas de la pareja.

Un desamor original trae consigo, como un efecto dominó, una serie de otras muchas carencias y vacíos que inevitablemente desembocarán, como el curso de un río, en la relación de pareja, un mar de navegación compartida.

Lagunas que caracterizan las primeras experiencias amorosas infelices en la infancia, experiencias que luego condicionaron -e influyeron profundamente- las posteriores relaciones de amistad y románticas, creando una “memoria corporal del no amor” y del sufrimiento.

Para poder disfrutar plenamente de los placeres de la vida en pareja, resulta absolutamente imprescindible haber conocido, combatido y superado los propios monstruos interiores o, al menos, haberlos enfocado y haber hecho las paces con ellos.

La psicoterapia individual o la terapia de pareja, que debe evaluarse caso por caso, es la única vía posible de alimentación psíquica y relacional para sanar y alimentar el pasado y convertirse por fin para uno mismo en esa “madre y ese padre amorosos” que faltaban cuando debían estar presentes.

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