¿Qué es lo más difícil de un divorcio?

Fin de un matrimonio con hijos

Según el Código Civil alemán, una pareja puede divorciarse cuando el matrimonio ha fracasado. Esto se denomina “principio de desintegración”, es decir, se considera que un matrimonio ha fracasado si ya no hay comunidad de vida entre los cónyuges y ya no es posible recrearla. No importa qué ha llevado a esa situación, ni de quién es la culpa. En el pasado, existía el principio de que la separación no tenía la culpa. Sin embargo, hoy en día se comprueba principalmente que ha transcurrido un año completo desde la separación de los cónyuges.

Sin embargo, si ha transcurrido el año de separación y los cónyuges tienen intención de divorciarse, el tribunal presume que el matrimonio ha fracasado. Sin embargo, si uno de los cónyuges no está de acuerdo con el divorcio y no consiente el procedimiento, el otro cónyuge debe demostrar al tribunal que el matrimonio ha fracasado de hecho. Esta obligación queda exenta si la separación de los cónyuges ha durado al menos tres años. En este último caso, se presume automática e irrefutablemente que el matrimonio ha fracasado. Ya no es relevante que uno de los cónyuges quiera mantener la relación matrimonial.

Divorcio en Alemania con hijos

Cuando nace una pareja, los protagonistas de ese amor piensan y esperan que sea para siempre. Creen en ella, invierten en ella, la abonan con atención y cuidado. La palabra separación, o peor aún, fin, no pertenece a su vocabulario.

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Muchas parejas, abrumadas y angustiadas por las interminables tareas de la vida cotidiana y por la mala costumbre de dar por sentado a sus parejas, habitan vínculos emocionalmente extintos, difuntos, vaciados hace tiempo de contenido y significado emocional; siguen por inercia, impávidos en su sentir (o no sentir), anestesiados.

Existe la regla subyacente del infame “bien de los hijos”, de la hipoteca que hay que pagar, de “no dar pena a los padres ancianos”; una regla que impide una auténtica y profunda toma de conciencia, y una posible separación posterior.

La cabeza y el corazón, como sabemos, nunca van en la misma dirección, y en situaciones de sufrimiento extremo como el que provoca la separación, no siempre hablan el mismo idioma. Entre un ataque y un recuerdo, un remordimiento y un arrepentimiento, la pareja protagonista de este desastre amoroso se hunde en un abismo de confusión.

El divorcio en Alemania desde

Por tanto, con el bautismo uno se incorpora al Pueblo de Dios, entre los cristifideles (c. 204 c.j.c. ’83), por lo que incluso los fieles divorciados y vueltos a casar siguen siendo miembros del Pueblo de Dios porque han recibido el bautismo y conservan la fe cristiana y como tales no están excluidos de la Iglesia, aunque no estén en la plenitud de la misma comunión eclesial. Por ello, estas personas no pueden ser admitidas al sacramento de la Eucaristía, como reitera el canon 915 del nuevo Código de 1983, en la parte en que se refiere a los que “perseveran obstinadamente en el pecado grave manifiesto”, como los divorciados vueltos a casar, los concubinos y los casados sólo civilmente, ya que se encuentran en un estado continuo de pecado (cf. Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 1981, Reconciliatio et paenitentia, 1984). Recibir la Eucaristía presupone una vida de plena comunión con Cristo y la Iglesia.

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Igualmente, para evitar el escándalo, si se cumplen las condiciones para admitir a los sacramentos a un divorciado que se ha vuelto a casar, debe hacerse en una iglesia donde no se le conozca (Ex. Ap. Familiaris Consortio).

Cómo superar una separación a los 40 años

La expresión “vivieron felices para siempre”, en los tiempos que corren, queda relegada a una mera frase, sin hacer hincapié en los motivos, lo que confirma que los matrimonios pueden no ser eternos.

El legislador, si hay menores o hijos mayores de edad no autosuficientes, ha previsto un procedimiento simplificado, que se desarrolla con la presencia de los respectivos abogados que redactarán un acuerdo de negociación asistida, que se envía a la fiscalía competente.

Debe probarse la reconciliación matrimonial, que se produce cuando se reconstituye el conjunto de relaciones que caracterizaban el vínculo matrimonial, entendiendo por este término no sólo las relativas al aspecto material del vínculo, sino también las que subyacen a la unión espiritual entre los cónyuges (Tribunal de Reggio Calabria, sentencia 25/11/2019 nº 1572/2019).

La reconciliación entre los cónyuges separados se produce cuando se restablece plenamente la convivencia conyugal, o cuando se reanudan las relaciones materiales y espirituales que caracterizan el vínculo matrimonial y constituyen el consorcio familiar.

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