¿Qué es lo que más le duele a un cáncer?
De qué se alimenta el cáncer
Los moldes se dividen en útiles, peligrosos y alteradores. Los moldes útiles son los típicos de los quesos azules, como el Gorgonzola, el Azul de Cabra o el Roquefort, y se reconocen por su característica coloración verde-azul-gris.
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NO. El consumo ocasional de carne cocinada a la parrilla, especialmente en una barbacoa con carbón, evitando comer las partes grasas quemadas que se han vuelto negras y prefiriendo las carnes blancas como el pollo, el pavo, el conejo o el pescado no supone ningún riesgo para la salud.
Los 5 alimentos cancerígenos
No existe una indicación única para la prevención de los diferentes tipos de cáncer. Se observa un efecto protector moderado con respecto a los cánceres de vejiga y colorrectal. Sin embargo, hay que tener cuidado en el caso del cáncer de mama: “Las asociaciones entre el consumo de leche y productos lácteos y el riesgo de desarrollar cáncer, en la mayoría de los casos, sólo se han examinado en unos pocos estudios y los datos disponibles son inconsistentes e incompletos.
Existen algunas pruebas, pero son débiles para señalar a la leche y sus productos derivados, una de las señas de identidad de la dieta mediterránea. Cuando hablamos de cáncer, nos referimos a un espectro de más de doscientas enfermedades, unidas por el crecimiento descontrolado de una línea celular concreta.
Se han hecho hallazgos similares, aunque parciales, sobre la relación entre el consumo de leche y el riesgo de cáncer de vejiga. En cambio, es imposible sacar conclusiones de las (escasas) pruebas relativas al cáncer de páncreas y de ovarios.
Matar de hambre al tumor
Desde hace varios años, se suceden numerosas investigaciones médicas, entre confirmaciones y desmentidos, para intentar responder a las preguntas recurrentes sobre la importancia de la alimentación en la aparición o la prevención del cáncer.
Otras investigaciones también han demostrado que el riesgo de desarrollar estos cánceres relacionados con la dieta tiende a estabilizarse en las personas que se han trasladado permanentemente de países de bajo riesgo a países de alto riesgo, adoptando el estilo de vida y los hábitos alimentarios típicos de estos últimos.
Por otro lado, se ha demostrado SÓLO para carnes curadas (jamones cocidos y crudos, mortadela, etc.), embutidos crudos curados (salchichón, salchicha seca, tocino, etc.) y carnes cocidas (salchichas, asados diversos, mortadela, etc.), carnes ahumadas (speck, etc.), carnes secas (carne seca) y carnes conservadas en sal o aceite.
Hay que tener en cuenta que estos recursos no están en absoluto exentos de contaminación, especialmente en lo que respecta a los contaminantes ambientales, los herbicidas, los metales pesados y las toxinas de algas u hongos.
Dolor oncológico en la fase terminal
Desgraciadamente, la información popular, así como la de los médicos (que no tienen formación en alimentación) se basa en la desinformación de los medios de comunicación, que a su vez está impulsada por la industria alimentaria.
Entre otros, la expo, que se propuso alimentar al Planeta (¡algo alimentó de todos modos!) había organizado un encuentro (28 de septiembre de 2015) sobre “El azúcar: un ingrediente fundamental y un nutriente valioso para una dieta sana y equilibrada”.
Azúcar en sangre, insulina, niveles de inflamación, factores de crecimiento. ‘Son factores que por diferentes mecanismos estimulan la proliferación celular’, informa Franco Berrino, en su artículo Los 4 pilares dietéticos en las recaídas del cáncer.
Así pues, cuidado con el azúcar, las harinas refinadas (00 y 0), el pan blanco, los dulces comerciales, las patatas, el arroz de venta libre, los copos de maíz: elevan los niveles de azúcar en sangre. Mantener el azúcar en sangre bajo, ayuda a mantener la insulina, y por tanto los factores de crecimiento, bajos.
Las recomendaciones nos vienen del Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer: basamos nuestra dieta principalmente en alimentos de origen vegetal, con cereales no refinados industrialmente, verduras (sin almidón, así que ¡no patatas!) -mejor si son de temporada-, un poco de legumbres y algo de fruta (¡mejor si es de temporada y de nuestro clima!).