¿Cuánto tiempo se puede tener un amante?
¿Después de cuánto tiempo deja un hombre a su mujer por su amante?
Y no todo es alegría, momentos intensos y escapadas apasionadas que dos amantes, culpables del pecado de empalar a sus respectivos cónyuges con un par de cuernos, disfrutan a espaldas de la desdichada ignorancia.
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Los datos del Global Sex Report, realizado en todo el mundo por el sitio canadiense de citas extramatrimoniales AshleyMadison.com, encuestó a infieles de 26 países de todo el mundo, entrevistando a 106.139 personas registradas en el sitio, entre ellas 1.731 maridos italianos.
Lo que un hombre piensa de su amante
Según el artículo 151, apartado 2, del Código Civil, “el juez, al pronunciar la separación, declarará, cuando se den las circunstancias y se solicite, a cuál de los cónyuges debe atribuirse la separación, en consideración a su comportamiento contrario a los deberes derivados del matrimonio”.
En relación con el caso resuelto por el tribunal de Pistoia, el juez declaró la separación, pero no la acusación contra la esposa, desde la que, mediante un smartphone, se había enviado un mensaje a su amante con las palabras “te quiero”.
Cuando el amante se cansa
Mujeres que no sobreviven a las vacaciones que no pasan con su alma gemela, a las llamadas telefónicas que no llegan y a los correos electrónicos que languidecen en el éter, en sintonía y sincronía con los días rojos del calendario. Y de nuevo, las alarmantes e interminables tardes de verano o de vacaciones se convierten en el denominador común de este estado de sufrimiento que caracteriza el amor de un hombre casado.
Habrá peleas, llantos interminables, encuentros, fugas y fantasías reparadoras, pero cuando finalmente algo se rompe por dentro, la “otra” mujer se convierte en ella misma, y finalmente emprende el camino de la vida. El verdadero. La suya.
Amantes que se aman pero no pueden estar juntos
La mujer/amante justifica las mentiras de su pareja porque la identifica como “víctima” de una relación asfixiante, insatisfactoria e inútil. Se ve a sí misma como una redentora, que también se salva a través de esa relación.
La amante ignora o niega la dominación a la que la someten porque las reglas son impuestas por la persona casada y, por tanto, no tiene margen de maniobra. La amante se adapta a estas reglas sin percibir cómo cambian su carácter y su autonomía. Estamos ante una persona con bastante inseguridad (baja autoestima) que pone su energía en la relación, aún siendo consciente de que no tiene la valoración ni el reconocimiento que le gustaría.