¿Qué pasa cuando uno piensa mucho en una persona?

Hacer que una persona piense en ti

En lugar de centrarte en tu enamoramiento y en lo que hacen, interactúa con personas que aporten un valor positivo a tu vida a través de las redes sociales. Tal vez compartan vídeos humorísticos, te feliciten cuando lo has hecho bien, te “escuchen” cuando te sientas triste o simplemente vean la vida con una actitud positiva e independiente. Estas son las personas que pueden hacer que su experiencia en las redes sociales valga la pena.

Si su enamoramiento sigue apareciendo en su mente, independientemente de los pasos que haya dado en su vida, quizá sea el momento de buscar ayuda de un terapeuta experimentado. Han aprendido a lidiar con los pensamientos y sentimientos no deseados de maneras que quizás no puedas encontrar por ti mismo. Pueden apoyarte mientras exploras tus sentimientos y examinas tus pensamientos para comprender mejor lo que te ocurre y seguir adelante. Si lo prefiere, puede hacer la terapia en casa o en cualquier lugar que le resulte cómodo y conveniente.

Pienso demasiado y vivo mal

Es un estado mental en el que el sujeto se convierte en prisionero de un torbellino de pensamientos sin salida. A menudo comienza con un simple pensamiento, “me gustaría ir de vacaciones”, y luego continúa con una concatenación de pensamientos relacionados con una situación frustrante, en una búsqueda desesperada de una solución que aporte beneficios,

La psicóloga Sonja Lyubomirsky, en su libro The How of Happiness: A New Approach to Getting the Life You Want (El cómo de la felicidad: un nuevo enfoque para conseguir la vida que deseas), llega a una interesante conclusión: “la cavilación consume nuestros recursos mentales”.

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Pensar demasiado hace daño

Sigue a tu mente errante, hazlo durante 5 o 10 minutos (quizás pon un despertador) e investiga como si fueras un detective, averiguando a dónde te ha llevado tu cabeza. Seguramente hacia el futuro (provocando ansiedad) o hacia el pasado (provocando nostalgia, arrepentimiento, remordimiento y rumiación).

Registra cada etapa de este viaje mental, escribiéndola en una especie de “diario de pensamientos”. A continuación, vuelve al presente, con la ayuda de la atención concentrada o la repetición del mantra.

Muchas investigaciones revelan algo absolutamente inquietante: los seres humanos pasan entre el 46% y el 60% de su tiempo pensando en el pasado y el futuro. Así que sólo el 40% de nuestra vida transcurre en el presente.

Siempre pienso en él lo que significa

El exceso de pensamientos ocupa nuestra mente de forma que nos impide pensar con claridad, nos mantiene distraídos y consume nuestra energía mental, lo que se traduce en menos tiempo y energía para hacer el trabajo real. Impone una carga cognitiva en nuestra mente que nos distrae de pensar en el futuro y de hacer verdaderos progresos.

Todo el mundo puede pensar y repensar las cosas de vez en cuando, pero los pensadores crónicos, los que pasan la mayor parte del tiempo rumiando y poniéndose bajo presión, confunden lo que yo llamo “presión positiva” con el estrés.

Frases como “qué pasaría si” y “debería” dominan el pensamiento, como si un jurado invisible se sentara a juzgar la vida. ¿Conoces a alguien que se pone nervioso cada vez que publica en Internet porque le preocupa profundamente cómo interpretarán los demás sus publicaciones y actualizaciones?

  ¿Cómo se le dice a una persona que siempre lleva la contraria?

“Como nos sentimos vulnerables cuando pensamos en el futuro, seguimos intentando resolver los problemas en nuestra cabeza”, dice David Carbonell, psicólogo clínico y autor de “El truco de la preocupación: cómo tu cerebro te engaña para que esperes lo peor”.

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