¿Cómo hablar con una persona reservada?

La mente de un introvertido

2) A los introvertidos no les gusta que les toquen. Es como si hubiera una fuerza invisible a su alrededor y cuando alguien intenta “pasar” por ella, se nota en su cara que no se siente cómodo. Pero si con usted esta “barrera” cae, significa que es la excepción a la regla.

3) A estas personas ni siquiera les gusta “abrirse” y hablar de aspectos íntimos de su vida. Pero si les gustas, poco a poco se abrirán y te harán saber que confían en ti. Le otorgarán una especie de “interés especial” que les hará darse cuenta de que usted es especial para ellos.

Persona extrovertida

Los introvertidos tienden a paralizarse cuando se les pide una opinión de forma improvisada. Tienen que dejar tiempo para reorganizar la información internamente, pensar y luego formular sus pensamientos.

Los introvertidos son personas reservadas: no les gusta revelar cosas sobre sí mismos con palabras, al menos no de inmediato. A veces prefieren no responder a preguntas que perciben como demasiado directas. No te lo tomes a pecho. Es su naturaleza.

Quizá no eras consciente de la diferencia entre introvertidos y extrovertidos y quizá siempre has pensado que ese amigo o compañero que prefiere quedarse en casa leyendo un libro que salir a conocer gente no sabe o no quiere divertirse.

Introversión y sexualidad

Sin embargo, los mecanismos de gratificación se desencadenan de forma diferente, dependiendo de la extroversión o la introversión. Por ejemplo, ante un nuevo objetivo vital, un extrovertido reacciona con entusiasmo y positivismo, mientras que un introvertido se frena, razona y tiende a preocuparse.

Los extrovertidos utilizan la dopamina para encontrar placer en la vida. Van, saltan, lo intentan, fracasan, se ríen, aceleran, sienten curiosidad, deciden sin pensar demasiado, muerden y corren. Los introvertidos se aprovechan de la acetilcolina, el neurotransmisor que induce a pensar, a tomarse su tiempo, a meditar, a pensar y a pensar un poco más.

Cómo ama un introvertido

Otros estudiosos han identificado esta muda como la “muerte de la adolescencia”, y la achacan al hecho de que los adolescentes se enfrentan a un terrible aut que o bien se hace pasar por extrovertido o bien se rinde a ser identificado por el grupo como débil, inadecuado, “perdedor”, con la consecuencia de acabar marginado cuando no directamente ridiculizado y maltratado.

El niño introvertido parece poco animado desde el punto de vista motor, observa mucho y tiene una mirada densa y aparentemente reflexiva. El sentimiento, en la práctica, prevalece sobre la actuación, el movimiento mental sobre el movimiento motor.

No pocas veces, víctimas de un psicologismo manierista, tratan de entender lo que no funciona en la familia, dando por sentado que el comportamiento del niño es sintomático de una situación de malestar familiar.

Esta lectura prejuiciosa, basada en la referencia al comportamiento del niño medio, lleva a los propios profesores y a los familiares a adoptar estrategias que son peor remedio que el mal.