¿Qué es el yo y el nosotros?

Filosofía del superego

En casa, con la familia, somos un determinado “yo”, que realiza ciertas acciones y se cree una serie de cosas sobre sí mismo. Diferentes en el trabajo, y seguimos siendo diferentes cuando nos vamos de vacaciones o cuando estamos solos.

Desde las cavernas, hemos contado quiénes somos mediante dibujos y relatos. Recojo estas historias antiguas, descifro las imágenes con las que nos representamos hoy y me dedico a pensar en el futuro.

La investigación sobre el tema de la Imaginación me lleva a los territorios de la narración, como el mito, el cuento de hadas y el mundo de lo fantástico; y a las regiones del pensamiento, desde la filosofía esotérica hasta la académica, profundizando en temas como el pensamiento visionario, reflexivo, crítico y estratégico.

I y es

En relación a qué modelo educativo poner al lado, para que la relación yo/nosotros madure según una perspectiva de armonía, se pueden desarrollar reflexiones de carácter pedagógico que deberían, al menos, apuntar a indicar instrumentos, objetivos y caminos favorables para acompañar la relación yo/nosotros según una orientación de integración plena y mutua entre las partes mencionadas.

Los modelos comunitarios a través de los cuales la raza humana planifica su existencia, desgraciadamente, parecen privilegiar de manera decisiva la escisión entre el Yo y el Nosotros, causando considerables problemas al individuo en relación con sus semejantes.

Pensando en la escisión Yo/Nosotros, podemos imaginar lo que significa tener una vida centrada exclusivamente en el Yo y otra dominada en cambio por la dimensión del Nosotros. De este razonamiento, por otra parte, se desprende implícitamente la importancia de un equilibrio permanente y coherente entre los dos componentes que interactúan.

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El ego y el yo

Tengamos en cuenta a Sócrates con “Conócete a ti mismo y realízate en relación con los demás”; a Platón, para quien la vida política tenía como objetivo la justicia y el bien común; a Aristóteles, para quien la tendencia natural del hombre era asociarse y relacionarse con los demás.

Platón y Aristóteles pusieron el énfasis en la colectividad, con el cristianismo el foco se desplazó al individuo, que en la definición cristiana significa “sustancia individual de naturaleza racional”, un concepto desafiado por el concepto de Nietzsche de la muerte de Dios o la tripartición de la mente de Freud en el psicoanálisis.

El filósofo alemán Heidegger con su concepto de ser (Dasein como ser arrojado al mundo, ser en el sentido de relacionarse con el Otro), quiso centrarse en nuestra vida y en la característica de ser arrojado al mundo, ser en relación con los demás.

Super-ego Nietzsche

También hay situaciones en las que parece faltar una tarea común en el grupo. En los equipos he experimentado esta sensación en repetidas ocasiones. Cuando se le pregunta al equipo “¿Qué hacéis?”, se encuentra con que ha dado por sentado que la tarea la conoce, y cuando tiene que detallarla, no sabe cómo definirla.

Me acuerdo de muchos equipos que evitan las reuniones de trabajo para evitar la confusión y de trabajadores que huyen, se ausentan, desertan de las reuniones porque no entienden por qué no hay ideas claras.

Me refiero a cuando tengo que tomar una decisión y trato de imaginar qué haría otra persona en mi lugar. Tener una representación interna significa entonces que me muevo con este grupo que me acompaña.

Este paso del “yo” al “nosotros” para volver al “yo” con un grupo interno con el que interactuar, dialogar y comparar ocurre en todo grupo que pasa por una experiencia grupal coordinada.

En los equipos de servicios, las asignaturas suelen seguir siendo una agregación precisamente porque sólo realizan una forma de trabajo multiprofesional. Nunca se convertirán en un grupo de trabajo, sino sólo en una colección de personas que siempre son las mismas.