¿Qué es el bien y el mal según Sócrates?

Frases buenas y malas

Releída a partir de estos criterios, la filosofía socrática resulta haber tenido un peso tal en el desarrollo del pensamiento griego, y del pensamiento occidental en general, que es comparable a una verdadera revolución espiritual.

Y a tal punto de conciencia y reflexión crítica había llevado Sócrates su doctrina hasta deducir incluso todas las consecuencias que lógicamente se derivan de ella, como ahora veremos.

Sócrates, de este modo, provoca una revolución en la tabla de valores tradicional. Los verdaderos valores no son los ligados a las cosas externas, como la riqueza, el poder, la fama, ni tampoco los ligados al cuerpo, como la vida, el vigor, la salud física y la belleza, sino sólo los valores del alma, todos los cuales se resumen en el “conocimiento”.

Con él, la concepción revolucionaria de la no violencia no sólo se teoriza explícitamente, sino que se demuestra con su propia muerte, y de este modo se transforma en una “conquista para todos los tiempos”.

Resumen de Sócrates

Por último, hay que señalar la importancia y la función irónica que desempeña la afirmación del no-saber dentro del método socrático. No sólo cuando se trataba de la declaración de principios con las derivaciones precisas examinadas anteriormente, sino también cuando había también cuestiones particulares que Sócrates conocía bien, pero pretendía ser “ignorante”. Esta “pretensión”, en el caso particular, provocó el efecto análogo de la proclamación general de principios: provocó el impacto benéfico en el interlocutor del que nació la chispa del diálogo.

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Un arte partero dirigido a la ψυχή, pues: así es como el propio Sócrates definió su propio arte irónico-miéutico; y el papel desempeñado por la dialéctica socrática no podría decirse mejor, ni representarse mejor.

El conocimiento de Sócrates

Con su filosofía sobre el terreno, estimuló a todos los atenienses a la duda y al pensamiento crítico, invitándoles a cuestionar incluso las normas preestablecidas. Esto lo puso inevitablemente en conflicto con la clase dirigente, que ciertamente no deseaba ser cuestionada por sus ciudadanos.

Su visión de la política estaba de hecho ligada a una concepción aristocrática-intelectual del gobierno. Creía que sólo los mejores debían ocupar altos cargos políticos, por lo que siempre se mostró escéptico ante la participación en puestos gubernamentales de quienes no se consideraban dignos.

Fueron algunos miembros del populacho los que le incriminaron: en el sistema de las polis atenienses, de hecho, era posible denunciar a un ciudadano libre con una acusación pública escrita en una pizarra colocada delante de los edificios del gobierno, tras lo cual correspondía a los cargos políticos instituir, si lo consideraban correcto, un juicio adecuado.

El discurso socrático sigue siendo abierto: no transmite una doctrina sino un método de investigación (una doctrina significa un conjunto de preceptos, o principios que se transmiten. Un método, en cambio, indica un proceso a seguir para llegar a una respuesta).

Filosofía del bien y del mal

Quizás una mayor presencia especulativa dentro de la tormenta de ideas hubiera dado lugar a una elección mayoritaria para el primer título, pero como filósofo más allá del propio Sócrates, y como demócrata , Me alegro y me regocijo de no haber podido “ganar” el nombre y la memoria del gran pensador que nos enseñó la mayéutica, es decir, el método de enseñanza utilizado actualmente (porque es inmortal) por un gran número de profesores, por diversos pedagogos, que ciertamente no se sienten anticuados sólo por practicar el diálogo socrático.

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