¿Cuál es el valor de pensar en los demás?

Necesidad de complacer a los hombres

Rara vez se nos han enseñado estrategias útiles para detener el flujo de pensamientos, cuando de útil se convierte en gobernado por el caos, o nos lleva a ninguna parte. Por el contrario, a menudo sólo nos lleva a sufrir.

Nuestros sentidos son un arma formidable contra el exceso de pensamiento automático. La luz que se filtra a través de la cortina, el sonido de la lluvia y el viento, el sabor de una manzana en la boca: estos son los aliados a los que siempre puedes acceder.

El recuerdo de uno mismo consiste en estar firmemente plantado en el momento presente. ¿Qué emociones te recorren? Puedes permitirte dejar que fluyan como olas altas, no te pongas a pelear con ellas. No sirve para nada, salvo para privarse de energía al continuar en la vorágine de los pensamientos embriagadores.

Ofrezco asesoramiento y psicoterapia de pareja, psicoterapia individual y cursos de crecimiento personal. Estoy especializado en terapia relacional-sistémica, hipnosis y soy experto en psicología jurídica y psicodiagnóstico forense.

Cómo complacer a los demás

“Todos tenemos dentro un mundo de cosas: ¡cada uno su propio mundo de cosas! ¿Y cómo podemos entendernos, señor, si en las palabras que digo pongo el sentido y el valor de las cosas tal y como son en mi interior; mientras que los que las oyen, las toman inevitablemente con el sentido y el valor que tienen para sí mismos, del mundo tal y como lo tienen en su interior? Creemos que nos entendemos, pero nunca nos entendemos”, Luigi Pirandello.

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Hemos mencionado que, en cierto modo, todos queremos ser aceptados y formar parte de un grupo y, por tanto, respetamos los protocolos y las normas e intentamos dar lo mejor de nosotros mismos en las interacciones sociales. Pero, ¿cuándo se convierte esta actitud en un problema?

El miedo a no caer bien a los demás, cuando se presenta de forma patológica, se llama atelofobia. En general, este miedo se presenta como un temor a sentirse imperfecto o a haberse comportado de una manera no adecuada a la situación y, por tanto, a no sentirse a la altura. La atelofobia se sitúa dentro de los trastornos de ansiedad.

Necesidad compulsiva de seducir

182. Predecir el impacto ambiental de las empresas y proyectos requiere procesos políticos transparentes y sujetos al diálogo, mientras que la corrupción que oculta el verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores suele dar lugar a acuerdos ambiguos que eluden el deber de informar y el debate en profundidad.

[15] Discurso en Santa Bárbara, California (8 de noviembre de 1997); cf. John Chryssavgis, On Earth as in Heaven: Ecological Vision and Initiatives of Ecumenical Patriarch Bartholomew, Bronx, Nueva York, 2012.

[53] En esta perspectiva se inscribe la aportación del P. Teilhard de Chardin; cf. Pablo VI, Discurso en una fábrica químico-farmacéutica (24 de febrero de 1966): Insegnamenti 4 (1966), 992-993; Juan Pablo II, Carta al Rev. G. de la Cruz. Coyne (1 de junio de 1988): Insegnamenti 11/2 (1988), 1715; Benedicto XVI, Homilía en la celebración de las Vísperas en Aosta (24 de julio de 2009): Enseñanzas 5/2 (2009), 60.

[94] Cf. Declaración de Amor a la Creación. An Asian Response to the Ecological Crisis, Coloquio patrocinado por la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (Tagaytay, 31 de enero-5 de febrero de 1993), 3.3.2.

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Necesidad de ser apreciado

Pensamos que hacer sacrificios o lo que la otra persona espera de nosotros, incluso a costa de perjudicarnos a nosotros mismos, es la única manera de sentirnos bien con nuestra pareja, nuestros amigos o nuestra familia.

Muy a menudo, incluso inconscientemente, las personas no se sienten dignas de recibir amor, y por lo tanto tampoco se aman a sí mismas, buscando situaciones que confirmen y devalúen constantemente su ser (la mayoría de las veces siempre inconscientemente).

Estamos acostumbrados a vivir proyectados en el pasado y el futuro, y muy a menudo nos olvidamos de nuestro presente. Tomemos momentos durante el día, pueden ser desde unos segundos hasta unos minutos, para saborear las cosas que estamos viviendo. Un abrazo de un familiar, una comida bien cocinada, un paisaje natural, la celebración de nuestra mascota, un mensaje de amor o una risa.

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