¿Qué es prioridad en el amor?

Ser una opción

Mientras que en los años 50 el matrimonio duraba toda la vida, hoy, según las estadísticas, no dura más de 19 años. Demasiadas parejas se rompen porque son incapaces de comunicarse. Con la ayuda del experto, aquí hay 20 estrategias para aprender a hablar con el otro y permanecer juntos durante mucho tiempo, sin hacerse daño. (Vea la galería con las parejas de famosos para durar, desde Brangelina a Kirk Douglas)

16. Evite los estereotipos de granito. Hay que desconfiar del verbo ‘deber’: ‘la familia debe estar unida’, ‘los esposos deben ser colaboradores’, ‘debe haber pasión en el amor’… ‘La comparación entre lo ideal y lo real mata la relación’, explica el profesor, ‘obliga al otro a enfrentarse a algo abstracto, le hace sentirse devaluado y no leer en sus buenas intenciones’.

Cuáles son sus deseos y prioridades con respecto a nosotros

Me alegra mucho hablar de la despedida del amor, un proceso doloroso que debe gestionarse a tiempo y tomarse muy en serio. En 2007 escribí un libro sobre este tema (Le forme dell’addio, Castelvecchi) y en el blog que mantengo para Io Donna -la revista femenina online del Corriere della Sera- hablo a menudo del dolor del abandono.  Pretendo hablar de los que abandonan y se van y de los que “se quedan en el puesto” sintiéndose desesperados; hablaré del dolor y del sufrimiento, de la inevitabilidad de salir heridos y lastimados en las relaciones amorosas.

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¿Son todas las historias de abandono iguales? No es lo mismo si nos vamos o nos dejan, si el adiós es pactado o sucede de repente como un rayo de la nada; es diferente si fue anunciado, si nos engañan, o nos dejan lentamente en una relación cada vez más deteriorada; si la pareja está muerta o es más feliz en otro lugar. Es diferente si estamos convencidos de la elección, aunque con dolor; si hemos sido humillados o forzados a dejar al otro, que ha tomado más y más de la relación y la ha usado como un “vomitorio” de sus propias insatisfacciones.

Cómo ser una prioridad, no una opción

El director alemán Petzold reelabora a su manera la figura mitológica de la ondina, una criatura marina del folclore europeo, con una historia de amor y venganza que se desarrolla en el cuerpo físico de Berlín, entre la arquitectura y el cine.

¿Cómo evitar la violencia y las pandemias? Con la comodidad de la magia. Christian Petzold renueva su cine y firma un cuento de hadas para volver a encantar al mundo. Bajo el signo del agua, Undine (ver la reseña en vídeo) retoma el mito de Ondine, figura emblemática de la mitología griega que ha inspirado a numerosos escritores, desde Friedrich de La Motte Fouqué (“Undine”) hasta Jean Giraudoux (“Ondine”), pasando por Hans Christian Andersen (“La sirenita”) y Oscar Wilde (“El pescador y su alma”).

Pero el movimiento amoroso, que recorre la película como una ola repentina, quiere triunfar sobre la maldición y la tragedia. En este punto, al drama social y al estudio neorrealista, el autor añade lo sobrenatural, dispensando la poesía de lo maravilloso bajo la superficie del agua. Parafraseando a Truffaut sobre Jean Vigo, Christian Petzold filma prosa y encuentra poesía, mezclando visiones surrealistas y contexto social.

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Priorizar el romance en el matrimonio – Jimmy y Karen

La primera carta de Juan contrasta el amor cristiano con la envidia de Caín, “que era del diablo” y mató a su hermano por sus obras “justas”[1]. Ambos ofrecían sacrificios al mismo Dios[2], pero sólo el de Abel era aceptable y conforme a la Ley que exigía ofrecer las primicias de la cosecha o el primogénito del rebaño.

El mandamiento del amor universal suele traducirse en una existencia pacífica, tolerante y no violenta. Este efecto encuentra algunas excepciones en la doctrina del tiranicidio, elaborada por la Escolástica[4], y antes por los autores patrísticos[5].

Una tradición hagiográfica, que no se encuentra en el texto bíblico, relata que el apóstol Pedro y Pablo habrían rezado a Dios Espíritu Santo contra Simón el Mago, su rival en Roma en la conversión de las multitudes, hasta que los demonios que le apoyaban invisiblemente en sus acrobacias recibieron la orden de dejarle caer.

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