¿Cómo cuidar un amor verdadero?

Cómo mejorar la relación en la cama

CulturasDomingo, 5 de noviembre de 2017 – 10:42:00 Amor adictivo. He aquí la fábula para las mujeres que quieren sanar En las librerías de Sperling & Kupfer “La princesa que tenía hambre de amor” de Maria Chiara Gritti. ENTREVISTA

“Los hombres desarrollan otro tipo de adicciones: al juego, al alcohol, al trabajo… Y se aferran a las adicciones emocionales. El resultado es un enredo patológico conocido como “codependencia”: ella se pone a su servicio, él no se hace autónomo y sigue siendo básicamente un niño. O hay hombres narcisistas, carismáticos pero emocionalmente distantes, esquivos y abandonados. Les encanta ser amados por dependientes emocionales, permaneciendo en el pedestal”.

Maria Chiara Gritti, psicóloga y psicoterapeuta en Bérgamo, experta en el tratamiento de la dependencia emocional, dirige desde hace años grupos terapéuticos sobre la adicción al amor. Creadora de una innovadora vía de curación sobre la adicción al amor, realiza cursos de formación para psicólogos con el fin de difundir la aplicación de su método de intervención.

Las bases de una relación

Las investigaciones demuestran que a las personas no les gusta en absoluto estar a solas con sus pensamientos. Tanto es así que preferirían una descarga eléctrica en lugar de que les dejaran pensar durante seis o quince minutos.

De hecho, las investigaciones sugieren que 15 minutos de aburrimiento no sólo pueden despertar el pensamiento creativo, sino que también permiten a las personas participar en nuevas exploraciones y en la creación de significados.

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La recompensa y el castigo resuelven el comportamiento crítico de forma inmediata porque el niño actúa según los deseos del adulto que tiene la ilusión de controlar la situación. ¿Cómo entonces educar de verdad?

Cómo mantener una relación a distancia

Una relación que funciona no se deja seducir por los cantos de sirena de los amantes. No se empolva con el paso del tiempo. No se oxida por falta de diálogo y empatía. No sustituye el intercambio por la prevaricación. No sustituye la convivencia por el exceso de confianza. Y la cercanía con el pastoreo en la vida de los demás.

El diálogo de una pareja se desarrolla en dos vías: la comunicación de servicio y la comunicación emocional. La primera sirve para la organización y gestión de la vida cotidiana. Los socios hablan de cosas concretas, de cosas que hay que hacer, y se organizan día a día para hacer que sus días funcionen. Este tipo de comunicación suele aumentar cuando la pareja se convierte en familia.

Los compromisos a los que tienen que hacer frente aumentan a pasos agigantados, los hijos ocupan mucho espacio y tiempo, y los cónyuges se convierten en una especie de equipo en el trabajo, a veces sin nerviosismo emocional y sin espacio a favor de la pareja.

La simpatía en la pareja tiende a extraviarse, como si el hecho de estar en pareja diera derecho automáticamente a ser grosero, maleducado, irreverente y antipático y empático. La simpatía sigue siendo un arma real que amortigua las tensiones y facilita el mantenimiento del vínculo amoroso.

Ser una pareja significa

Cuando nace un amor, su curso, su aceleración o sus diversos contratiempos o posibles defunciones no pueden separarse de la historia afectiva y emocional de ambos protagonistas de la pareja.

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Un desamor original trae consigo, como un efecto dominó, una serie de otras muchas carencias y vacíos que inevitablemente desembocarán, como el curso de un río, en la relación de pareja, un mar de navegación compartida.

Lagunas que caracterizan las primeras experiencias amorosas infelices en la infancia, experiencias que luego condicionaron -e influyeron profundamente- las posteriores relaciones de amistad y románticas, creando una “memoria corporal del no amor” y del sufrimiento.

Para poder disfrutar plenamente de los placeres de la vida en pareja, resulta absolutamente imprescindible haber conocido, combatido y superado los propios monstruos interiores o, al menos, haberlos enfocado y haber hecho las paces con ellos.

La psicoterapia individual o la terapia de pareja, que debe evaluarse caso por caso, es la única vía posible de alimentación psíquica y relacional para sanar y alimentar el pasado y convertirse por fin para uno mismo en esa “madre y ese padre amorosos” que faltaban cuando debían estar presentes.

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