¿Por qué se produce el apego?

Apego inseguro

Los patrones emocionales y de comportamiento del apego, aunque sean el resultado de la selección natural y, por tanto, estén preprogramados, son también respuestas que se producen por procesos de procesamiento de la información del entorno externo, organizados según un proceso homeostático.

Con el parto, el recién nacido pierde la sensación de protección y calor que sentía en el vientre de su madre y se enfrenta a emociones fuertes y terribles que le son desconocidas. Esta experiencia, denominada “trauma del nacimiento”, sólo se soporta gracias al apoyo de la madre, que a través de su cuerpo cálido, su leche, su voz envolvente y sus caricias, asegura su supervivencia.    En los primeros meses de vida, el recién nacido, para sobrevivir, necesita un cuidador a tiempo completo, normalmente la madre, que satisfaga sus necesidades mediante conductas gratificantes, de acogida, de contacto y de presencia que hagan que el recién nacido se sienta protegido y seguro.

Psicología del apego

En el estilo de distanciamiento, los sujetos dan relatos breves e incompletos afirmando tener pocos recuerdos, restan importancia a sus necesidades de apego pasadas y actuales, tienden a idealizar a los padres y a las experiencias pasadas en contradicción con los recuerdos autobiográficos.

A Main, Kaplan y Cassidy (1985) se les atribuye el haber retomado y desarrollado el concepto de Modelos Operativos Internos y haber enfatizado que las diferencias individuales en la conducta de apego reflejan específicamente las diferencias individuales en las representaciones mentales del yo en la interacción con las figuras de apego.

Zeanah y Anders (1987) también reelaboraron la concepción de los modelos operativos internos, especificando que no reflejan una representación real y objetiva de los padres, sino la experiencia subjetiva del niño con respecto a los padres y la experiencia subjetiva de cada padre con respecto a su hijo.

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En los últimos años han florecido investigaciones que han puesto de relieve que el estilo de apego ejerce importantes efectos biológicos sobre la salud de las personas a lo largo de toda la vida.

Fijación segura

MODELO DE APEGO SEGURO. Los niños clasificados con este tipo de apego, en el momento de la separación se angustian y lloran, en el reencuentro buscan el contacto con su madre, se dirigen a ella para reconfortarse más que al extraño, una vez calmados vuelven a jugar y explorar la habitación llena de juguetes. El padre en este caso constituye un refugio seguro y un trampolín al mismo tiempo, el niño se siente visto, protegido, reconfortado y seguro con el padre.

En resumen, podemos decir que las experiencias tempranas con las figuras de apego (que en circunstancias normales nos cuidan, tendrán un impulso biológico correspondiente y complementario para cuidarnos), proporcionan la plantilla inicial para todas las relaciones posteriores: a través de esta plantilla nos relacionamos con el mundo, con los demás y con nosotros mismos.

Si está pensando en acudir a la psicoterapia, es probable que haya cosas de usted y de su vida que le gustaría cambiar, formas de sentir que le gustaría que fueran diferentes, preocupaciones que cree que no puede afrontar solo o con las personas de su vida.

Teoría del apego y estilos relacionales

Las investigaciones de Bowlby y los experimentos de Ainsworth demostraron que cada experiencia de separación del cuidador, o incluso de una simple amenaza de separación, provoca una reacción de protesta ansiosa en el niño y una reducción de la conducta de exploración autónoma. Según Bowlby, varios trastornos de la infancia y algunas psicopatologías de la edad adulta son atribuibles al estrés causado por estas experiencias traumáticas repetidas. La separación y la amenaza de separación constituyen formas de déficit parental y contribuyen a la dependencia del niño respecto al cuidador[8][9].

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Los Harlow criaron a las crías de macaco privándolas de su madre; los monos sólo tenían dos sustitutos maternos: uno era un suave peluche de tela y el otro de metal; este último estaba equipado con un biberón al que los hambrientos monos se pegaban para chupar leche.

La pareja, tras repetidas observaciones, se dio cuenta de que las crías de mono pasaban la mayor parte del tiempo aferradas al muñeco de tela, a pesar de no tener biberón, y sólo se pegaban a la forma metálica para alimentarse.

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