¿Cómo enseñar el valor de la perseverancia a los niños?

Paolo Crepet – El valor de pensar

Estos canales de comunicación también serán válidos para las denuncias de los Usuarios que deseen dirigirse a KIDS&US para constatar que los sitios enlazados remiten a páginas con contenidos o que prestan servicios ilícitos, nocivos, denigrantes, violentos o contrarios a la moral.

Los datos se conservarán durante un máximo de 5 años, tras: (i) el cumplimiento de la finalidad para la que fueron recogidos y tratados, o (ii) la finalización de la relación empresarial y/o comercial.

Estos instrumentos también pueden impedir que los menores de catorce (14) años comuniquen su nombre, dirección y otros datos personales por vía electrónica sin el consentimiento de los padres.

Significado de la perseverancia

Un investigador, Shad Helmstetter, se ha tomado el tiempo de calcular cuántas veces (aproximadamente…) se le ha hecho decir a un niño alto de una familia normal “no” o “no hago esto o esto” entre su nacimiento y sus 18 años: ¡148.000 veces!

El investigador, Shad Helmstetter, contó cuántas veces, aproximadamente, se le dice a un niño criado en una familia “no” o “no hagas esto o aquello” desde su nacimiento hasta que cumple 18 años: ¡148.000 veces!

A menudo son límites que nos imponemos a nosotros mismos, a través de la llamada “profecía autocumplida”: programamos nuestro cerebro para fracasar, porque inconscientemente queremos demostrarnos a nosotros mismos que no somos capaces.

Si para ser empresario como Chiara Ferragni “basta con ser guapo y hacerse cuatro fotos”, ¿por qué seguimos haciendo nuestros trabajos por mil euros al mes, en lugar de hacernos millonarios como ella?

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Del método Montessori, he aprendido una cosa fundamental: para fomentar una libre y auténtica autonomía del niño, el entorno que le rodea debe ser seguro, adecuado, dispuesto para ser acogedor para el niño.

Alessandro Pozzi

En concreto, examinó dos grupos diferentes de niños: un grupo que se rendía tras fracasar (niños que se sentían impotentes) y otro que perseveraba o mejoraba tras el fracaso (niños perseverantes).

Los niños que se sentían impotentes decían: “No soy nada bueno en esto. No soy bueno en nada. También podría rendirme. En cambio, los niños perseverantes decían: “¡Qué bonito! Me gustan los retos”.

Creo que conseguí hacer correctamente menos del 10% de los ejercicios que me enseñaron, e incluso el trampolín, que parecía tan divertido, me cansó a los pocos minutos (incluso menos, en realidad).

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Para ayudarles a afrontar sus primeros obstáculos, debemos transmitir a nuestros hijos el valor de la perseverancia, entendida como esfuerzo constante. La fuerza para no rendirse, el deseo de aprender para mejorar, la energía para buscar soluciones a los posibles problemas que encontrarán a lo largo de los años.

Nos resulta natural fomentar la obediencia en los niños, sabiendo la importancia de este valor. La obediencia significa conocer las reglas y ser capaz de aceptarlas, sin pedir nada a cambio.

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