¿Qué es el destino según Nietzsche?

Amor fati memento mori

En la Ilíada de Homero, los destinos de Aquiles y Héctor se pesan en la balanza de Júpiter y, al prevalecer este último, se detiene su muerte: Apolo le retira el apoyo que le había concedido hasta entonces.

La Iglesia Católica no cree en el destino. Cree que la persona es libre y, por tanto, responsable de sus actos, responsable de su salvación, de su fin último. Cree que Dios puede intervenir para el bien de las personas mediante la intervención de su Providencia, pero nunca para el mal.

El destino existe testimonios

Tras llegar a Amberes y confirmar nuestra llegada con un telegrama a nuestros familiares en casa, cambiamos el dinero que teníamos, un total de quince marcos y cincuenta pfennigs, si no recuerdo mal. Este era el patrimonio con el que íbamos a empezar, como se dice, una nueva vida. La anciana nos había abandonado. ¿Para bien? Para bien. Pero sólo me he dado cuenta ahora, después de casi veintisiete años. Con unos pocos billetes y algunas divisas nos enfrentamos al exilio: ¡qué desolación! Los que no lo sabían, aprendieron en su vida diaria como refugiados que el exilio encuentra su mejor definición en la palabra ‘Elend’ [desolación], que etimológicamente tiene el concepto de destierro.

Me gusta la idea que has tenido, Paolo, de escribir este pensamiento de Emanuele Severino en la pizarra con la tenue marca de la tiza… casi como para subrayar un contraste o un desafío entre el sentido que permanece y el medio impermanente.

  ¿Cuáles son las historias más comunes?

Tatuaje de amor fati

de nuestro tiempo, en una carta a Marina Cvetaeva, carta que fue transcrita íntegramente por la propia Cvetaeva a Boris Pasternak y que éste destruyó poco antes de que el KGB asaltara su dacha, en el momento de su publicación en Italia

eminentes eruditos, así como pensadores nietzscheanos, decidí publicar la carta, con la ingrata tarea de desmontar un mito, de desentrañar los fundamentos mismos del “noble” nihilismo. He aquí, pues, el texto.

mi querido Bettmann, que no estoy en absoluto loco, como podría creer a primera vista, sino perfectamente lúcido. – Por supuesto, el Príncipe Friedrich Von Nietzsche. – Bien, bien, sepa entonces, mi querido Bettmann, que durante meses, quizás años, he estado

contradiciendo a mí mismo”. (S) “Pero usted -me dice-, al hablar de la preeminencia de los instintos, plantea sin embargo una jerarquía de valores, como usted la llama, una jerarquía, por tanto un principio. Y sin saberlo,

¿tienes que pensarlo? Si entonces estableces una jerarquía, significa que utilizas el logos, que haces uso del intelecto, que determinas, defines, estableces, pero al utilizar el logos también tienes la pretensión de decir a los demás, por tanto de apelar a ese logos común,

El destino está escrito por Dios

Hola Andrea, dejemos descansar un poco a Zaratustra… hay riesgo de confusión y estamos al principio. (Propongo otra bonita comparación, que quizás a nadie se le haya ocurrido aún en este foro: ¡Nietzsche-Mohamed! )Me refería a otra cosa, y es a la diferencia de tiempo, al espacio de tiempo que transcurre entre la revelación y la redacción del mensaje, que es de lo que tenemos que ocuparnos.¿No ves una notable reducción del tiempo, una aceleración, y por tanto también una mejora, una especie de clarificación del mensaje final respecto al inicial? Desde este punto de vista, ¿no parecen los Evangelios, el Corán y el “Zar” puestos ahí como una especie de Tesis, Antítesis y Síntesis?

  ¿Cómo saber si están hablando bien de mí?

Sí, lo sé, fue Nietzsche quien escribió el “Zar”, pero el pensamiento del Eterno Retorno… ¡Eso le fue revelado! ¿Por quién? No por Dios, por supuesto… ¡Por el Ser, por el Espíritu Absoluto, por la Vida, quizás! ¿Zaratustra? Una ficción poética, pero ¿qué hay detrás de este personaje? ¡Zaratustra, la máscara de Nietzsche! La máscara con la que eligió ver el mundo después de que se le revelara el pensamiento del Retorno: “No quiero la vida de nuevo”, escribió, “no estoy lo suficientemente evolucionado para eso, pero él sí, podrá ver a través de este pensamiento… Nietzsche necesitaba a Zaratustra, alguien que se interpusiera entre él y el pensamiento del Retorno.

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