¿Que recoge la sangre?
Sangre: resumen
Para qué se utilizan los “productos” sanguíneos Sangre entera: Sirve en condiciones poco frecuentes (hemorragias masivas). Concentrado de hematíes: Se utiliza en anemias de diversa índole, tanto agudas (hemorragias graves por traumatismos, hemorragias intestinales, intervenciones quirúrgicas urgentes, etc.) como crónicas (leucemias, neoplasias, talasemias). Concentrado de plaquetas: Se utiliza en el tratamiento de alteraciones cuantitativas (número reducido) o cualitativas graves de estas células (por ejemplo, en enfermos de leucemia o aplasia de médula ósea cuya médula no produce plaquetas). Plasma para uso clínico: En trastornos graves de la coagulación, en presencia o con un riesgo grave de hemorragia que no pueda corregirse mediante el uso de factores plasmáticos obtenidos a partir del procesamiento industrial del plasma. Albúmina: Útil para elevar la presión arterial en caso de edema difuso o de una fuerte caída de la presión arterial. Se obtiene mediante el procesamiento industrial del plasma. Inmunoglobulinas no específicas: También derivadas del procesamiento industrial del plasma. Se utilizan para combatir infecciones graves. Factores específicos de coagulación: una serie de productos que salvan vidas a partir del procesamiento industrial del plasma. Son indispensables para el tratamiento de las hemorragias que acompañan a su ausencia congénita o a su ausencia, como en las hemofilias.
Contenidos
Glóbulos blancos
Para qué se utilizan los “productos” sanguíneos Sangre entera: Sirve en condiciones poco frecuentes (hemorragias masivas). Concentrado de hematíes: Se utiliza en anemias de diversa índole, tanto agudas (hemorragias graves por traumatismos, hemorragias intestinales, intervenciones quirúrgicas urgentes, etc.) como crónicas (leucemias, neoplasias, talasemias). Concentrado de plaquetas: Se utiliza en el tratamiento de alteraciones cuantitativas (número reducido) o cualitativas graves de estas células (por ejemplo, en enfermos de leucemia o aplasia de médula ósea cuya médula no produce plaquetas). Plasma para uso clínico: En trastornos graves de la coagulación, en presencia o con un riesgo grave de hemorragia que no pueda corregirse mediante el uso de factores plasmáticos obtenidos a partir del procesamiento industrial del plasma. Albúmina: Útil para elevar la presión arterial en caso de edema difuso o de una fuerte caída de la presión arterial. Se obtiene mediante el procesamiento industrial del plasma. Inmunoglobulinas no específicas: También derivadas del procesamiento industrial del plasma. Se utilizan para combatir infecciones graves. Factores específicos de coagulación: una serie de productos que salvan vidas a partir del procesamiento industrial del plasma. Son indispensables para el tratamiento de las hemorragias que acompañan a su ausencia congénita o a su ausencia, como en las hemofilias.
Las funciones de la sangre
Los glóbulos rojos (eritrocitos o hemocitos) tienen principalmente la función de transportar, gracias a una proteína especializada llamada hemoglobina, el oxígeno a los tejidos eliminando el dióxido de carbono. Están formados por un 65% de agua y un 35% de sustancias sólidas (95% de hemoglobina y 5% de lípidos, enzimas). No tienen núcleo, son de plástico (para poder atravesar los capilares) y los antígenos del grupo sanguíneo están presentes en su superficie. Los valores normales oscilan entre 4,2 y 6 millones por milímetro cúbico.
La necesidad de componentes sanguíneos no sólo se produce en condiciones o acontecimientos excepcionales como terremotos, catástrofes o accidentes, o durante una intervención quirúrgica, sino también en el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer, la leucemia, la anemia crónica y los trasplantes de órganos y tejidos.
Constituye la materia prima para la producción, mediante procesos industriales de separación y fraccionamiento, de medicamentos derivados del plasma, algunos de los cuales son verdaderos fármacos “salvavidas”.
Corpúsculos rojos
Los glóbulos rojos (eritrocitos o hemocitos) tienen principalmente la función de transportar, gracias a una proteína especializada llamada hemoglobina, el oxígeno a los tejidos eliminando el dióxido de carbono. Están formados por un 65% de agua y un 35% de sustancias sólidas (95% de hemoglobina y 5% de lípidos, enzimas). No tienen núcleo, son de plástico (para poder atravesar los capilares) y los antígenos del grupo sanguíneo están presentes en su superficie. Los valores normales oscilan entre 4,2 y 6 millones por milímetro cúbico.
La necesidad de componentes sanguíneos no sólo se produce en condiciones o acontecimientos excepcionales como terremotos, catástrofes o accidentes, o durante una intervención quirúrgica, sino también en el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer, la leucemia, la anemia crónica y los trasplantes de órganos y tejidos.
Constituye la materia prima para la producción, mediante procesos industriales de separación y fraccionamiento, de medicamentos derivados del plasma, algunos de los cuales son verdaderos fármacos “salvavidas”.