¿Cómo se llega a la perfección?

Perfeccionismo neurótico

En cuanto a la jornada de 30 horas, por otro lado, tengo una sugerencia: ¿por qué no seleccionar dos o tres hábitos como máximo para seguir cada día de forma constante y rotar los demás? De este modo, podrás continuar con tu crecimiento personal sin volverte loco. 😀

Se puede hacer todo (quizás no todo, pero casi todo) en la vida y siempre se puede hacer mejor. A corto plazo, es mejor centrarse en empezar, ver los resultados que se obtienen y luego ajustar.

Me encontré con este blog por casualidad, no puedes entender lo mucho que la lectura de tus artículos me ha abierto los ojos y ha cambiado mis creencias. Gracias, has ayudado a mejorar mi vida 🙂

He seguido siendo un perfeccionista patológico. Y créeme cuando te digo que una semana en la estacada, como aconsejas, en casos como el mío sólo son perjudiciales y empeoran mucho la situación. Resuelve el misterio y avísame.

Cómo ser físicamente perfecto

La etimología de la palabra “perfección” se remonta al latín perfectio, y “perfecto” viene de perfectus. A su vez, estas palabras provienen de perficio – ‘terminar’, ‘llevar a término’. Por lo tanto, “perfección” significa literalmente “finalización” y “perfecto”, “realizado”.

Muchas lenguas modernas han adoptado palabras derivadas del latín para el concepto de “perfección”: el francés parfait y perfection; el inglés perfect y perfection y el español perfecto y perfección son algunos ejemplos.

Platón rara vez utilizó el término “perfección”; pero el concepto de bien, central en su pensamiento, es equivalente a “perfección”: creía que acercarse a la Idea de perfección hace a las personas perfectas.

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Tiempo después, los estoicos introdujeron explícitamente el concepto de perfección en el ámbito ético, describiéndolo como armonía. Afirmaban que esa armonía -esa perfección- podía ser alcanzada por cualquiera.

En el siglo V d.C. habían surgido en la Iglesia dos puntos de vista distintos sobre la perfección: uno sostenía que era posible que el hombre la alcanzara por sus propias fuerzas; el otro, que sólo podía lograrse por la gracia divina. La primera tesis, sostenida por Pelagio, fue condenada en el año 417 d.C.; la segunda, apoyada por San Agustín, prevaleció a principios del siglo V y se hizo oficial.

La búsqueda de la perfección sentencia

Generalmente, estas personas no acuden a terapia para trabajar este aspecto, sino por problemas de ansiedad, depresión (como consecuencia de acontecimientos vitales fuertes e incapacitantes, o que les obligan a reconciliarse consigo mismos), o incluso porque llevan años sufriendo trastornos psicosomáticos a los que no encuentran remedio.

Con respecto a una situación concreta que le resulte cercana, pregúntese: objetivamente, ¿qué he hecho? (¡felicítese por lo bien que lo ha hecho y por su compromiso!) y ¿qué podría mejorar, si es que hay algo?

Perfeccionismo en las relaciones

Mientras que otras veces, aunque uno es consciente de sus límites, decide deliberadamente ignorarlos para seguir su objetivo “inalcanzable”, incluso a costa de las malas consecuencias para su salud (estrés, ansiedad, miedo).

Evidentemente, cuando hablamos de estas cuestiones, nos referimos al “perfeccionismo negativo” y no a la sana necesidad de mejorar uno mismo y su vida, día tras día. Estudios recientes han descubierto que el perfeccionismo actúa en la psicología humana como un fuerte factor disfuncional, de resistencia al cambio, para este tipo de trastornos.

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La ansiedad permanente por los posibles errores que acechan en la vida no sólo caracteriza al perfeccionismo en los trastornos alimentarios, sino que también es común en el trastorno obsesivo-compulsivo y la fobia social.

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